ace ochos años que el Alto Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad no visita Rusia, un ejemplo más de lo frágiles que son los lazos entre el país y los Veintisiete. Seguramente en uno de los puntos más bajos de las relaciones en los últimos años, con la reciente condena del líder opositor ruso Alexei Navalni y la fuerte respuesta policial a las protestas en su apoyo, Josep Borrell llega a Moscú.
Nacho Alarcón | El Confidencial
Muchos no terminan de entender el movimiento del jefe de la diplomacia europea, y algunos Estados miembros se han opuesto al viaje. Navalni, que llegó a Moscú procedente de Alemania, donde se estaba recuperando de un intento de asesinato por envenenamiento el pasado verano, fue detenido de forma inmediata a su llegada al aeropuerto y condenado este martes.
Las protestas que se han desatado en las calles de muchas ciudades rusas, una de las movilizaciones más importantes de la era del presidente ruso Vladimir Putin, han sido reprimidas por las fuerzas de seguridad. El viaje de Borrell ha logrado cosechar incomodidad prácticamente en todos los sectores.
Rusia no se siente cómoda y asegura que no piensa aceptar lecciones por parte del catalán, y algunos Estados miembros consideran que no es el momento de hacer este viaje. Pero incluso así, el jefe de la diplomacia europea ha volado hasta Moscú este jueves. «No podemos decir: no me gustas, me quedaré en mi rincón», justificaba esta semana Borrell durante un acto en el que se le preguntó si lograría la liberación de Navalny durante sus conversaciones con el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, algo para lo que el español tuvo una respuesta bastante directa: “Probablemente no”.
Pero es el hecho de que la visita también incomode a Moscú lo que potencia el propio viaje. Borrell no se verá únicamente con Lavrov, sino que también mantendrá reuniones con la “sociedad civil” rusa, aunque no se han dado demasiados detalles sobre con quién se mantendrán estos encuentros. Muchas voces han solicitado a Borrell que, además de pedir la liberación del líder opositor ruso, pida poder verlo en persona.
Los países más duros con Rusia, que son también los más expuestos a su influencia y a la sombra de su presencia, como son la mayoría del bloque del este liderado por Polonia, los bálticos o Finlandia, son los que se oponían de forma más abierta a que Borrell realizara el viaje. También son los Estados miembros más vocales a la hora de pedir nuevas sanciones contra el régimen de Vladimir Putin. Otro grupo, entre los que se encuentra España, preferían mantener el viaje y que, en todo caso, cualquier decisión respecto a nuevas medidas contra Moscú se retrasaran para que Borrel tuviera la oportunidad de tomar la temperatura en la capital rusa. Esa ha sido finalmente la postura que han decidido acordar los Veintisiete.
Para leer la nota completa, pulsa aquí
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.