Por unas horas se creyó que el presidente chileno, Gabriel Boric, había cedido en sus convicciones y apoyaba la propuesta de Brasil y Colombia de repetir las elecciones en Venezuela. Falsa alarma: Boric no solo se mantiene en sus trece, sino que califica ya abiertamente de «dictadura» al régimen de Caracas y se ubica en la postura más dura en América Latina, con una declaración que encuentra su firma junto a su vecino al otro lado de la Cordillera de los Andes, Javier Milei.
El presidente chileno más a la izquierda en medio siglo y el ultraliberal libertario coinciden: hubo fraude en Venezuela y no hay razón para repetir las elecciones. Hay matices, sí, porque Buenos Aires reconoció a Edmundo González Urrutia como presidente electo, en tanto que Santiago no ha dado ese paso.
«No nos corresponde a nosotros como país proclamar ganadores de elecciones, pero sí valorar elecciones, y en este caso estamos ante una elección fraudulenta», dijo el ministro de Exteriores chileno, Alberto van Klaveren, en una entrevista en ADN Radio.
Había sido precisamente Van Klaveren, días antes, quien abrió los interrogantes sobre la postura de Boric al calificar de «interesantes» los esfuerzos mediadores de Luiz Inácio Lula da Silva y Gustavo Petro, en respuesta a una pregunta en la que se hablaba de la propuesta de repetición de elecciones. ¿Estaba dando marcha atrás Boric?
En absoluto, y para dejarlo claro, el jefe de Estado chileno dio durante el fin de semana una extensa entrevista televisiva en la que se refirió con dureza a Maduro y a todo lo sucedido en torno a las elecciones. «Fraude electoral» y «robo de elecciones», dijo el mandatario. Chile se mantiene así alineado en un grupo de 11 países, entre ellos Argentina, Estados Unidos, Ecuador, Perú y Uruguay, que califican de fraudulenta la elección. Un grupo de línea más dura que Brasil y Colombia, que apuestan por la mediación y lanzaron el globo sonda de la repetición de elecciones.
En ese grupo, lo más cercano al gobierno de izquierdas en Chile es el del guatemalteco Bernardo Arévalo o el de Joe Biden. El resto son gobiernos de centroderecha o derecha.
«Brasil y Colombia son dos países amigos de Chile y nosotros apreciamos los esfuerzos, los valoramos, pero eso no significa que nosotros hayamos estado en la misma posición», precisó Van Klaveren.
Voz clara
Esta postura no es gratuita internamente para Boric, de 38 años, que llegó al Palacio de La Moneda en marzo de 2022 con un discurso de izquierda y rápidamente se moderó en el poder, más allá de que en su postura sobre Venezuela hay una coherencia profunda: el joven presidente dijo siempre que no hay derechos humanos de izquierdas o de derechas, que la postura de su país no puede variar en función de cercanías ideológicas.
Su voz es de las más claras y contundentes en la región cuando surge el tema de las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Esto le trae problemas con el Partido Comunista, parte de su coalición, que tiene dos ministros en el Gobierno y hace malabarismos con el tema venezolano, porque está dividido internamente ante el tema.
Camila Vallejo, la ministra portavoz, integrante del PC, se aleja de los dogmatismos: «El presidente y el canciller fijan la política exterior del país. Yo respaldo cada una de las palabras y decisiones que tome el gobierno».
Lautaro Carmona, presidente del PC, también puso paños calientes: «No voy a hacer ninguna controversia con lo que dijo el presidente. La política exterior del país la fija el presidente».
Con 800.000 venezolanos en un país de 18,6 millones de habitantes, el devenir del país caribeño es un asunto también de política interna en Chile. Y Boric se arma de paciencia ante el planteamiento que un grupo de observadores chilenos, invitados por el régimen de Maduro a «controlar» las elecciones, hizo en estos días en el Palacio de La Moneda: el fraude no es el de Venezuela, el fraude es Boric, «aliado con la extrema derecha mundial, Bolsonaro, Trump y Musk».
Ajeno a los observadores que no ven, Van Klaveren se extiende en las razones por las que Chile no reconoce a González Urrutia como presidente. «No queremos repetir la experiencia de Juan Guaidó, nos interesa que la persona que represente al país tenga el control del gobierno. Hemos estado en contacto con la oposición venezolana y ellos entienden nuestra posición. Y todo apunta a que la elección fue ganada por Edmundo González, de eso no cabe ninguna duda».
Chile prepara un movimiento en sintonía con los otros 10 firmantes de la declaración de condena a Caracas: una reunión, antes de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), para seguir ejerciendo presión diplomática sobre el Palacio de Miraflores.
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