El presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, insistió este jueves en vincular los incendios que avanzan en la Amazonía y el Pantanal con el modo de vida de la población indígena del país.
EFE
«Hay una cultura regional. Es el indio el que prende fuego en la siega; es el ‘caboclo’ (mestizo de blanco con indígena), el pequeño productor», enumeró el mandatario en su tradicional transmisión de los jueves a través de sus redes sociales.
Bolsonaro, capitán de la reserva del Ejército, volvió de esta forma a defenderse de las críticas de la sociedad civil y algunos países europeos, que acusan a su Gobierno de no tomar medidas suficientes ante los fuegos desatados en la Amazonía y el Pantanal.
El jefe de Estado ya se pronunció en el mismo sentido durante su discurso del pasado martes en los debates de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
En esa ocasión dijo que los focos de incendios se dan «prácticamente, en los mismos lugares, en el entorno este del bosque, donde el ‘caboclo’ y el indio queman» durante la siega «en busca de su supervivencia, en áreas ya deforestadas».
Asimismo, recordó hoy que el «14 % del territorio» brasileño son reservas indígenas protegidas, un porcentaje, a su juicio, elevado para apenas «un millón de indígenas» que viven en el país.
Bolsonaro, líder de la extrema derecha brasileña, afirmó de nuevo que Brasil es el país que «más preserva» el medioambiente y denunció que es víctima de una «ataque criminal» y una campaña de «desinformación absurda» sobre su gestión medioambiental.
«Es un juego económico. Nosotros tenemos materias primas, producimos en el campo», añadió para rechazar después la etiqueta de «terroristas ambientales».
A su lado, estaba el ministro de Medioambiente, Ricardo Salles, quien afirmó que la «agricultura es el gran defensor» de la naturaleza y aseveró que es una «gran mentira que la Amazonía esté siendo devastada». Sin embargo, los datos apuntan en dirección contraria.
En 2019, el primer año de Bolsonaro en el poder, la deforestación en el mayor bosque tropical del planeta saltó un 85 %, mientras que los incendios aumentaron un 30 % hasta los cerca de 90.000.
En los ocho primeros meses de este año, la deforestación bajó un ligero 4,94 %, pero se mantiene aún en niveles alarmantes que alcanzan un total 6.099 kilómetros cuadrados de cobertura vegetal, según las alertas emitidas por los satélites.
En cuanto a los incendios en la Amazonía, en junio y julio, en plena temporada seca, saltaron un 19,6 % y un 28 % frente a los mismos meses de 2019, respectivamente, mientras que en agosto bajaron un leve 5 %, aunque durante un día de ese mes no se registraron datos por el fallo de un satélite.
Por su parte, el Pantanal, el mayor humedal del planeta que Brasil comparte con Bolivia y Paraguay, está sufriendo los peores incendios de las últimas décadas.
Según los más recientes datos oficiales, en lo que va de mes de septiembre se han reportado en ese ecosistema 6.048 incendios, lo cual significa el mayor número de fuegos para un mes desde que se empezaron recoger datos, en 1998.
El Pantanal brasileño acumula en estos casi nueve meses del año 16.201 incendios frente a los 12.536 reportados en todo 2005, hasta entonces el peor año en la historia del bioma.
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