Una prueba de fuego para el nuevo gobierno de Joe Biden cuando tome posesión del cargo el próximo 20 de enero de 2021 será gestionar las consecuencias de las elecciones legislativas venezolanas del 6 de diciembre, que han sido condenadas preventivamente por la comunidad internacional por fraudulentas y por no cumplir con los estándares más sencillos de transparencia y seguridad. Hasta la fecha, Biden no ha formulado una política concreta y detallada con respecto a Venezuela, tras un mandato en que Donald Trump ha elevado notablemente la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro.
Pero si su historial sirve de algo, durante sus años en la vicepresidencia, Biden fue parte central en la negociación del deshielo con Cuba. Este acercamiento, con levantamiento de sanciones, dio oxígeno a la dictadura castrista que, según el gobierno del propio Trump y la secretaría general de la Organización de los Estados Americanos, incrementó sus injerencias en Venezuela en auxilio del chavismo. Muchos presos políticos exiliados de Venezuela han denunciado que sus carceleros y torturadores tenían acento cubano.
Este diario ha pedido repetidamente a los asesores de Biden que aclaren cuál es su postura con respecto a la actual situación de Venezuela, pero de momento su única respuesta es el silencio. El equipo del presidente electo remite a unas declaraciones que hizo este en Miami en octubre: «Yo me he visto con Maduro, y es un dictador, así de sencillo, y está provocando un sufrimiento indecible entre el pueblo de Venezuela».
Cierto es que Biden se vio con Maduro, en Brasilia en 2015, durante la segunda toma de posesión de Dilma Rousseff. La foto de aquel breve encuentro fue usada por la campaña de Trump para criticar a Biden, acusándole de ser una «marioneta de Maduro» y «de Castro». Al parecer, en la breve conversación que ambos hombres mantuvieron, Biden bromeó sobre la frondosa cabellera del venezolano.
Ambigüedad
Los actuales integrantes del equipo de Biden, incluidos su jefe diplomático, Anthony Blinken, y su consejero de Seguridad Nacional, Jacob Sullivan, han apoyado las sanciones como forma principal de penalización contra Maduro. Antes de las elecciones, el diario The New York Times publicó una nota con fuentes anónimas en la que insinuaba que Biden va a retomar algún tipo de diálogo con el cabeza del régimen chavista, pero la campaña del presidente electo niega que vaya a darle la espalda al presidente encargado Juan Guaidó. Los demócratas han apoyado a Guaidó, y de hecho cuando este visitó Washington en febrero fue recibido por varios de ellos, incluida la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. En el reconocimiento a la legítima Asamblea General, que controlan los opositores al chavismo, los demócratas han apoyado de forma mayoritaria aunque no unánime al presidente Trump.
En pasados meses, bajo Trump, la diplomacia estadounidense se ha movilizado en una actividad frenética para sumar apoyos internacionales e invalidar las elecciones del chavismo para tomar el control del poder legislativo y aumentar su acoso a Guaidó.
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