Venezolanos y rusos tienen una misma aspiración: participar en unas elecciones libres. En Venezuela hay una negociación abierta entre Juan Guaidó y Nicolás Maduro para que estas produzcan. Al menos, esa es la ambición de Guaidó En Rusia, para sorpresa de Vladímir Putin, la gente lleva tres semanas en las calles pidiendo democracia. Para el próximo 10 de agosto han convocado una gran marcha nacional.
Daniel Gómez /ALnavío
1.500 personas se echaron a las calles de Moscú este sábado para pedir elecciones libres y al menos 600 fueron detenidas. Esto según datos de la policía rusa, controlada por el Ministerio del Interior de Vladímir Putin.
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Una versión diferente comparte OVD-info, una compañía de monitoreo que se define independiente. Apunta que en las protestas participaron unas 10.000 personas y hubo al menos 1.001 detenidos.
Reportes del canal de televisión Al Jazeera muestran cómo policías antidisturbios, armados y con cascos, barrieron a los activistas que se acudieron a la Plaza Pushkin a manifestarse. La semana pasada en las redes sociales también se compartieron imágenes en las que guardias de Putin reprimían a porrazos a los manifestantes en Moscú.
Otra imagen destacada fue la detención de la activista Lyubov Sobol este sábado. Sobol, de 31 años, abogada e influencer, fue sacada de un taxi y detenida mientras se dirigía a la manifestación. Hay que recordar que Sobol lleva tres semanas en huelga de hambre luego de que las autoridades electorales le prohibieran participar en las elecciones al Parlamento de Moscú, previstas para el próximo 8 de septiembre.
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Después de que a Sobol le rechazaran la candidatura, lo que ocurrió tomó “por sorpresa” al gobierno de Putin, reportó BBC. La sorpresa no fue otra que el alzamiento de la gente, quien se echó a la calle a protestar, provocando “enfrentamientos y arrestos masivos”.
El motivo de las detenciones, según la policía, es el de desobedecer al gobierno, pues este no concedió permiso para las manifestaciones. El problema es que desde el gobierno nunca facilitan esos permisos, dicen algunos manifestantes a Georgi Kantchev, enviado de The Wall Street Journal en Rusia. “Los funcionarios de la ciudad se han negado repetidamente a permitir manifestaciones en el centro de Moscú”.
Con permisos o sin ellos, la oposición no se detiene, y para el próximo 10 de agosto organiza una gran marcha nacional. Los planes los anunció Leonid Volkov, colaborador cercano del principal líder opositor, Alexei Navalny, preso desde el 24 de julio.
“Este es un asunto de dignidad humana, sobre el derecho a elegir y expresar la opinión de uno”, escribió Volkov en Twitter.
Las elecciones libres en Venezuela pasan por Barbados
El reclamo de Volkov les resultará familiar a los venezolanos. La irrupción de Juan Guaidó como líder político en enero de 2019 vino acompañada de una promesa: elecciones libres y democráticas, justo lo que no hizo Nicolás Maduro en las presidenciales de mayo de 2018, unos comicios fraudulentos, desconocidos por Estados Unidos, Canadá, la mayoría de países de América Latina y la Unión Europea. Pero Rusia, aliado de Maduro, sí reconoce esas elecciones.
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Luego de meses de presión popular en Venezuela -de manifestaciones que el régimen de Maduro reprimió con violencia, de una acción política “neutralizada” desde el propio Estado con un aparato represor, tal como denunció en el informe sobre Venezuela, Michelle Bachelet, Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU-, la opción más sólida en este momento es la de la negociación. Como dice la UE es la solución más rápida para un problema “urgente”.
Urgente porque Venezuela está en la cuerda floja. La producción petrolera está bajo mínimo, ya son menos de 750.000 los barriles diarios que se generan. La economía se contraerá 35% en 2019, pronosticó el Fondo Monetario Internacional (FMI) la semana pasada.
Mientras, la crisis migratoria, cuyo impacto es notorio en los países de Suramérica, como Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Argentina, se agudiza. Expertos internacionales, en el marco de la Conferencia Internacional por la Democracia en Venezuela que se celebrará este martes en Lima, advierten que el éxodo venezolano sobrepasará los 8 millones de personas si no se encuentra una solución pronta.
Conscientes de que no hay tiempo, este lunes en Barbados los equipos de Guaidó y Maduro se vuelven a reunir. Es la sexta vez que lo hacen desde que Noruegafacilitó los contactos. Que haya resultados, acuerdos concretos, es el deseo de buena parte de la comunidad internacional, incluido el de Rusia.
Tanto Putin, como los portavoces de la Cancillería, han expresado su apoyo a la negociación. A que sean los venezolanos quienes resuelvan sus problemas. No obstante, resulta curioso, incluso contradictorio, que en Rusia los dirigentes desoigan las protestas del pueblo.
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También hay que tener en cuenta que es la primera vez desde 2012, cuando Putin regresó a la Presidencia, que los rusos se echan a la calle. “No hemos visto algo así en años. Esta es la primera ronda de un largo combate”, declaró a The Wall Street Journal Abbas Gallyamov, exescritor de discursos para Putin y consultor político con sede en Moscú.
En estos siete años Putin gobernó sin mayor dificultad. Al menos en cuestiones de política interior, no hubo una oposición que le enfrentara. A Rusia le golpeaba la crisis económica pero hábilmente lograba salir adelante, modernizando las industrias y ganándose aliados. De hecho, hace un año, Putin presentó a Rusia como un país moderno y avanzado en el Mundial de Fútbol que organizó.
Ahora con las protestas, la aparente calma con la que gobernaba desapareció. El foco está en Moscú. En la gran marcha que tendrá lugar este fin de semana. En Venezuela, en cambio, todo el mundo anda pendiente de Barbados. El tiempo apremia.
Con información de ALnavío