El directivo de una multinacional petrolera que aún opera en Venezuela dice al diario ALnavío que “el problema de Rosneft es que pasó a hacerle de todo a PDVSA”. Empezó a comprarle más de la mitad de la producción. A venderle el petróleo en África, China e India. A pagar facturas viejas en nombre de PDVSA a otros proveedores. Y esto último, agregó la fuente, es lo realmente grave.
Por Daniel Gómez / ALnavío
Rosneft rechazó las sanciones del gobierno de Donald Trump. Dijo que Rosneft Trading SA -la filial sancionada este martes- ejecutó todas sus operaciones en Venezuela “en el marco de contratos celebrados antes de la imposición de sanciones, y tiene como objetivo garantizar el retorno de las inversiones previamente efectuadas y la realización de intereses comerciales a largo plazo”.
Según esta versión, la relación de Rosneft con Petróleos de Venezuela (PDVSA) sería la misma que hoy mantienen compañías como la española Repsol, la rusa Gazprom e inclusive la estadounidense Chevron. La actividad de estas petroleras se limita a cobrar la deuda vieja con el régimen de Nicolás Maduro, por lo que no estarían violando la orden ejecutiva de Trump.
El caso de Rosneft, no obstante, es diferente al de estas tres empresas. El directivo de una multinacional petrolera que todavía mantiene actividad en Venezuela explicó al diario ALnavío que “el problema de Rosneft es que pasó a hacerle de todo a PDVSA”.
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