Sarah es una niña pequeña que nació en enero de este año. Su madre, Sameque, tuvo problemas durante el embarazo, lo que provocó que la joven naciera de forma prematura. Un día Sameque tuvo que llevar a su hija al Hospital Casa de Saúde en la ciudad costera de Santos en Sao Paulo, en Brasil, para tratar una infección del tracto urinario, pero Sarah comenzó a sentir síntomas similares a los de la gripe, con fiebre persistente, y la mujer ya presentía lo peor.
Por LA RAZÓN
Sí, era Covid-19. Tenía solo cinco meses cuando se le diagnosticó y murió. La pequeña tenía los síntomas antes de que los médicos los diagnosticaran. A pesar de las súplicas de la madre, esto pasó y no fue un caso excepcional puesto que el Ministerio de Salud de Brasil dice que más de 1.100 niños menores de diez años han fallecido por coronavirus desde el comienzo de la pandemia.
Pero hay más. los investigadores de la organización mundial de salud Vital Strategies compararon el número de muertes infantiles brasileñas en 2018 y 2019 de otras enfermedades respiratorias, ya sean agudas o graves, con las muertes desde el comienzo de la pandemia, y se encontraron con un exceso de 2.975 muertes
“Vivimos un momento de agotamiento de la sociedad, que naturalizó los óbitos, aunque estén en un nivel elevadísimo. Es algo que no ocupa más portadas, no es más noticia. No impacta”, dijo en una entrevista con Efe Carlos Lula, presidente del órgano que reúne a los jefes del área sanitaria de los 27 estados brasileños.
El gobierno de Brasil habría registrado más de dos mil muertes por coronavirus como muertes por gripe u otras enfermedades respiratorias. A lo largo de estos dieciséis meses de pandemia, los estados y municipios del país han sido los encargados de adoptar las medidas para contener la transmisión del SARS-CoV-2 -hoy más laxas a pesar de que la situación continúa siendo preocupante- frente al negacionismo del Gobierno de Jair Bolsonaro.
“No nos hacemos a la idea de la fuerza del pésimo ejemplo, de lo que arrastra la conducta del presidente, y llega un momento en que” las autoridades locales “no tienen más capacidad” para imponerse porque “la sociedad no acepta” más restricciones, explicó Lula. Por otro lado, según el pediatra brasileño Dr. Andre Laranjeira, el Covid-19 en los niños fue “descuidado al comienzo de la pandemia”.
La cifra total de muertes en Brasil ahora es de más de 514.000 y más de 18,5 millones de infectados, según datos del Conass. Entre mediados de marzo y junio registró una media de más de 2.000 fallecimientos diarios. Para temor de los investigadores, esta pequeña representación de niños en las muertes por el virus nacido en Wuhan esté provocando que algunos médicos pierdan el diagnóstico en sus pacientes más jóvenes.
“Naturalizamos 2.000 muertes. Pero 2.000 muertes es dos veces más que el peor momento de 2020. El cuadro que tenemos aún es gravísimo”, manifestó Lula.
Los síntomas pueden confundir a algunos médicos de que se trate de coronavirus u otra enfermedad similar. De todas formas, la mayoría de los sanitarios e investigadores están de acuerdo en que las principales culpable de la mayor tasa de mortalidad infantil por Covid-19 sean las disparidades en el sistema de atención médica de Brasil. Hay grandes diferencias en la calidad del tratamiento entre los hospitales privados y los públicos, así como los proveedores de atención de salud pública pequeños o rurales.
Más de la mitad de los brasileños enfrentaron inseguridad alimentaria en 2020, y el 9% de la población padecen hambre, según la Red Brasileña de Investigación en Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional.
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