Unos 300 soldados se unieron este lunes a las tareas de vigilancia de la Policía para garantizar el «máximo cumplimiento» de las restricciones impuestas en Sídney por un brote de la variante delta del covid-19. La operación, que durará seis semanas, «no debe suscitar preocupación», aseguró hoy el ministro estatal de la Policía de Nueva Gales del Sur, David Elliot, que calificó el despliegue de soldados como «normal».
«Tan pronto concluya la operación y ya no nos necesiten, daremos un paso atrás» Los soldados trabajarán desarmados bajo las órdenes de la Policía de Nueva Gales del Sur, rastreando contactos, verificando que las personas con covid-19 o considerados como contactos estrechos permanezcan en aislamiento, entre otras labores. «Tan pronto concluya la operación y ya no nos necesiten, daremos un paso atrás», dijo el comandante nacional de las operaciones de asistencia del covid-19, el brigadier Mick Garraway, al insistir en que se trata de una expansión de las operaciones logísticas que se vienen realizando en el país.
Las declaraciones llegan ante el temor de que se produzca una militarización de las ocho comunidades del oeste y suroeste de Sídney, con población de inmigrantes y refugiados, en donde se han impuesto medidas más estrictas a los desplazamientos en comparación al resto de Sídney, confinada desde el 26 de junio hasta el 27 de agosto.
El despliegue de los soldados se produce en medio de un alto número de infecciones comunitarias del brote de la variante delta, que fue detectado hace más de siete semanas en Sídney, donde se acumulan unos 3.700 casos locales y 15 fallecidos.
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