Entre las muchas cosas conmovedoras que tiene Érase una vez en Hollywood destaca cómo se proyecta Quentin Tarantino a través de la ficción, realizando un retrato encantador pero no exento de cierta melancolía del cine de los 60.
Es difícil no percibir en esta película a un cineasta en el crepúsculo de su carrera, y es algo que se corresponde con la largamente anunciada retirada del genio de Knoxville tras su décima película. Tras Érase una vez en Hollywood, nominada a 10 premios Oscar, sólo le quedaría una.
Aún es una incógnita si esta última película será la Star Trek con calificación R en la que lleva tiempo pensando, mientras que Tarantino contempla el mundo de las series como una opción para probar cosas nuevas (de hecho tiene pensado escribir y dirigir Bounty Hunter, una suerte de spin-off de Érase una vez en Hollywood).
Peter Travers, de la Rolling Stone, lo entrevistó recientemente y el cineasta se ha sincerado sobre las razones de su futura retirada.
“Siento que ha llegado el momento del tercer acto de mi vida, para sumergirme un poco más en la literatura, y estaría bien ser un nuevo padre, un nuevo marido”, respondía Tarantino. “No llevaría a mi familia a Alemania o a Sri Lanka o adonde sea que la historia transcurra. Me gustaría ser un hombre más casero, y un poco más un hombre de letras”.
El director lleva tiempo reiterando su amenaza, pero ahora que está casado con Daniella Pick y esperan su primer hijo es obvio que ese plan ha cobrado fuerza.
“Creo que dirigir es un juego para un hombre joven. El cine está cambiando, y me siento un poco parte de la vieja guardia”, concluía.
Tal parece que su plan de 10 películas no proviene de ninguna mitomanía, sino de simple crecimiento vital. Tarantino es uno de los principales candidatos para alzarse con el Oscar a Mejor director, y el de Mejor guión original lo tiene prácticamente en el bolsillo.
Agencias
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