Aclamada el jueves por una inmensa multitud en Londres, Isabel II canceló, debido a «cierto malestar» de salud, su asistencia a la misa del viernes por sus 70 años de reinado, una longevidad sin precedentes para la monarquía británica.
AFP
«La reina ha apreciado mucho el desfile por su aniversario hoy (jueves) y el desfile aéreo pero ha sentido un cierto malestar», afirmó el Palacio de Buckingham en un comunicado.
«Teniendo en cuenta el trayecto y la actividad necesaria para la misa de acción de gracias en la catedral de San Pablo, su majestad ha concluido a regañadientes que no participará», añadió.
El anuncio reaviva la preocupación por el deterioro de salud de la popular monarca de 96 años, que tiene dificultades para caminar y cuyas apariciones oficiales son cada vez más raras desde que pasó una noche en el hospital en octubre.
El jueves, vestida con abrigo y sombrero azul, la monarca apareció en el balcón del Palacio de Buckingham sonriente y de pie junto a su primo, el duque de Kent, coronel de la guardia escocesa, mientras 1.500 soldados, con bandas musicales y cientos de caballos, marcharon en el tradicional «Desfile del Estandarte».
Organizado anualmente desde hace 250 años para conmemorar el cumpleaños oficial del monarca británico -pero cancelado en 2020 y 2021 por la pandemia- este año coincidió con el inicio de los cuatro días de festejos por las siete décadas en el trono de Isabel II, coronada con solo 25 años.
«Espero que los próximos días sean una oportunidad para reflexionar sobre todo lo que se ha logrado durante los últimos setenta años, mientras miramos al futuro con confianza y entusiasmo», afirmó la reina en un mensaje divulgado antes de las celebraciones.
«Un símbolo que une»
Cientos de miles de personas se agolparon en los alrededores del palacio, acordonados con barreras metálicas y vigilados por policías con sus característicos cascos abombados.
Las banderas británicas eran omnipresentes, ofrecidas por vendedores ambulantes o estampadas en banderines, globos, chaquetas o gorras que llevaba la multitud, en contraste con los trajes de chaqué y chistera que lucieron los invitados a la ceremonia oficial.
«A esta reina o la odian o la quieren, pero al final es un símbolo que une a la sociedad», dijo a la AFP la mexicana Ana Ruiz, licenciada en medicina de 27 años y quien vive en Londres.
Los 70 años de reinado también merecieron felicitaciones internacionales. El papa Francisco envió un mensaje deseándole a la reina, a su familia y a su pueblo «unidad, prosperidad y paz».
Salvas de cañón y señales luminosas
Hasta hace poco, Isabel II saludaba a las tropas montadas a caballo.
Pero este año, por sus problemas de movilidad, fue remplazada por su heredero, el príncipe Carlos, que a sus 73 años va asumiendo funciones en una progresiva transición que suscita dudas por su menor popularidad en un momento en que la monarquía es criticada, sobre todo en las excolonias, por el pasado esclavista del imperio británico.
En la céntrica explanada de la Horse Guards Parade, cerca de Downing Street, Carlos inspeccionó las tropas en nombre de la reina, acompañado por su hijo Guillermo, de 39 años, y su hermana Ana, de 71. Iban vestidos con uniforme de gala y los dos hombres lucían el tradicional gorro alto de pelo de oso negro de la guardia real.
Otros miembros de la familia real, incluida las esposas de Carlos y Guillermo, Camila y Catalina, de 74 y 40 años respectivamente, llegaron en carruajes para presenciar el pomposo desfile, que recorrió The Mall hasta llegar al palacio de Buckingham.
El acto terminó con unos 70 aviones de las fuerzas aéreas, incluida la patrulla acrobática Red Arrows, sobrevolando el palacio y una segunda aparición de la reina para saludar a la multitud. Estuvo flanqueada por los principales miembros de la familia real, incluidos los tres hijos pequeños de Guillermo y Catalina, el menor de los cuales, Luis de 4 años, hizo las delicias del público con su comportamiento.
Salvas de cañón resonaron en Londres y todo el Reino Unido.
Andrés, Enrique y Meghan
Evitando polémicas y tensiones en un evento que busca mejorar la imagen de la monarquía, no apareció en el balcón el príncipe Andrés, de 62 años, tercer hijo de la reina alejado de la vida pública por acusaciones de agresión sexual contra una menor en Estados Unidos. También estará ausente de la misa el viernes por tener covid-19.
Tampoco salieron al balcón el príncipe Enrique, de 37 años, y su esposa, la exactriz estadounidense Meghan Markle, que provocaron un terremoto en la monarquía cuando en 2020 decidió distanciarse e irse a vivir a California, desde donde han criticado a la familia real.
Viajaron a Londres para participar en los festejos pero el jueves se mantuvieron alejados de las cámaras de televisión.
Al atardecer, más de 3.000 señales luminosas se encendieron en todo el Reino Unido, incluido el Palacio de Buckingham y el Castillo de Windsor, a 40 km de Londres, donde vive la monarca.
Las celebraciones se prolongarán hasta el domingo con desfiles, carreras de caballos y conciertos.
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