En 1996, Björk ya había irrumpido en la escena musical como una figura disruptiva llegada desde la lejana y desconocida Islandia. De Ricardo López nadie sabía nada, pero pronto el mundo se enteraría de él. Tendría la fama que tanto anhelaba, pero no estaría vivo para disfrutarla.
Por Uriel Monterrubio / Infobae
Los primeros años de una mente perturbada
Ricardo López nació el 14 de enero de 1975 en Montevideo, Uruguay. Su familia, de clase media, se trasladó a Estados Unidos cuando él era aún muy joven. De niño, no dio señales del monstruo que llevaba en su interior. Se sabe que tenía una relación muy cercana con su hermano (que continuaría hasta su adultez) y con su madre. Ella fue la única mujer con la que tuvo una relación cercana, ya que padecía un extraño trastorno que hizo imposible su relación con el sexo opuesto.
Ricardo López padecía del síndrome de Klinefelter, el cual hace que los hombres desarrollen pocos niveles de testosterona, lo que, a su vez, puede generar agrandamiento de pechos, deseo sexual reducido, infertilidad, músculos flácidos y genitales pequeños. Todos estos aspectos en conjunto desarrollaron una personalidad muy introvertida, y aunque el síndrome le prometía una vida difícil, nadie esperaba que su mente terminara tan dañada.
Encerrado en su propio mundo
Como adolescente, López quiso convertirse en un artista. Un joven inadaptado, que no puede cruzar una sola palabra con las mujeres, termina deseando desesperadamente la aprobación del mundo, ya que no la encuentra en sí mismo, en términos simples, una sobrecompensación.
No obstante, las limitaciones psicosociales de Ricardo terminaron jugándole en contra, pues con el miedo de que lo rechazaran de las escuelas de artes, nunca desarrolló su talento (el cual existía y más adelante habría vestigios de ello).
Terminó trabajando de manera intermitente como ayudante de su hermano en su empresa de exterminadores de plagas, lo que no le daba demasiado dinero, pero sí era suficiente para tener su propio departamento, un lugar que se convertiría en una especie de madriguera en la que se protegía del mundo exterior.
La fama se vuelve una obsesión
Aislado del mundo exterior, comenzó a pasar varias horas frente a la televisión, soñando con la vida de las estrellas de Hollywood. López quería ser artista, pero no porque fuera muy diestro como músico, actor, pintor o cualquier tipo de disciplina, sino que simplemente quería ser famoso.
En las cintas que tiempo después encontraría la policía, develarían, entre varías otras cosas, que una de las aspiraciones de López era convertirse en conductor de MTV, el canal de música más popular de los años noventa. A esto se le suma, que independientemente de los perturbadores comentarios que López hizo a lo largo de las grabaciones, era evidente que no tenía problemas para hablar frente a una cámara. Quizá Ricardo pudo haber sido un presentador famoso, pero sus trastornos fueron más fuertes.
La primera obsesión que tuvo Ricardo con una famosa fue con la actriz Geena Davis, recordada por su papel de Eleonor Little en la cinta Stuart Little. Este “particular amor” que Ricardo tenía por Geena se acabó cuando se enteró que la actriz había terminado con su pareja de entonces, el actor Jeff Goldblum. Allí comenzó una nueva obsesión con Björk, la cual le daría la fama que siempre buscó.
Comienzan los diarios, las grabaciones y las retorcidas conductas
Se desconoce qué fue lo que hizo que Ricardo se volviera loco por Björk, pero lo cierto es que se trataba de una cantante vanguardista que para 1993 comenzó su carrera como solista con el álbum debut, demostrando que estaba lejos del estereotipo pop que vendía la industria musical de la época. Una belleza exótica con un contenido artístico diferente. Sin embargo, muchos medios y expertos que han analizado el caso consideran que Ricardp sólo buscaba una presa que sobresaliera de las demás, quizás hoy podría ser Taylor Swift o Billie Eilish.
Sea como fuere, Ricardo comenzó a presentar conductas preocupantes en 1993 con un diario de más de 800 páginas en el que plasmó toda clase de pensamientos inquietantes. El diario desapareció, según fuentes oficiales, fue destruido por los policías que llegaron a la casa de Ricardo, pero hay al menos un par de hojas que circulan en internet que desde el primer vistazo muestran que el joven, entonces de 18 años, no estaba bien de sus facultades mentales.
Entre los temas que se repetían frecuentemente en el diario estaban el fracaso, el suicidio, el asesinato y, sobre todo, Björk.
Paralelamente, López comenzó a desarrollar otra obsesión: la pornografía. Además de que comenzó a lacerarse con pequeñas agujas que enterraba en sus muslos. Definitivamente, la mente de Ricardo se trastornaba cada vez más.
Así pasaron tres años, llenos de conductas inquietantes que nacían y morían en las cuatro paredes a las que Ricardo llamaba hogar, hasta que el 14 de enero de 1996, en su cumpleaños número 21, decidió hacerse un regalo muy especial: una videocámara con la que pasaría del papel a la pantalla.
“Hoy es mi cumpleaños. Tengo 21. Ayer compré esta cámara y hoy compré este trípode y con esto iniciaré la documentación de mi vida, de mi arte y de mis planes”, anunció al mundo en su primera grabación.
Diariamente, López grababa su día a día, plasmaba, al igual que en el diario, los perturbadores pensamientos que tenía sobre el mundo y sobre sí mismo. No pasó ni una semana cuando Ricardo salió a cuadro desnudo definiendo a la gente como “animales” y a él mismo como un “pedazo de mierda”.
“Primero y principal, yo soy un exterminador, eso debería servir como referencia. Un tipo de insecto, como mucha gente elige referirse a mí. Un hombre de cucarachas. La mayoría de las personas en este mundo, casi todos, son cucarachas. Yo incluído. Si echas un vistazo a mi casa verás que soy un pedazo de mierda ¿Ok? Soy sucio, desordenado, gordo, asqueroso… Soy un pedazo de mierda. Y la razón por la que no estoy interesado en conseguir una novia es precisamente porque soy un pedazo de mierda”.
Llega un punto en el que Ricardo explica de manera clara lo que anhela de Björk: ser la persona que cambie su vida.
“Quiero ser la influencia más grande de su vida, la persona que cambie su vida más que ninguna otra”.
La obsesión con la artista islandesa era tal que amigos y familiares suyos le recomiendan que pare, y mientras trata, con éxito, de calmar a estas personas, en la intimidad todo continúa empeorando, su mente cada vez está más rota.
Finalmente, el punto de quiebre llega: las noticias de la época anuncian que Björk comenzó una relación con el rapero Goldie, lo que destrozó por completo al uruguayo.
El último día: una bomba y un disparo para terminar con todo
La noticia de que Björk estaba en pareja lo destrozo. Y más cuando supo que su nuevo novio era negro. Ricardo se había convertido también en una persona profundamente racista. Y entonces tomó la decisión de asesinar a la cantante islandesa.
Elaboró un plan en el que, dentro de un libro bastante grueso, introduciría una bomba de ácido sulfúrico, la cual el mismo fabricó. En un principio, consideró que la bomba tuviera en su interior sangre infestada de VIH, pero le pareció demasiado rebuscado y requeriría de demasiado tiempo para elaborar.
“Esto me dio algo, ¿sabes? Estar enamorado, tener un enamoramiento, es un sentimiento eufórico, y yo era muy feliz. Tenía algo que me hacía ilusión cada día”, reflexiona en su último video, donde a lo largo de poco más de una hora, muestra como ha llegado al fondo del abismo. Se rapa la cabeza, se pinta el rostro con grasa roja, verde y negra. El paquete ha sido enviado, ahora sólo queda esperar el resultado de su plan, pero aún queda un cabo suelto.
Ricardo se sienta en la sala de su casa, mientras el televisor reproduce la canción I Remember You de Björk. El hombre se ve hiperventilado, ansioso por la locura que está por cometer y en cuanto suenan las últimas notas de la pieza, Ricardo pronuncia sus últimas palabras: “Esto es por ti”. Tomar su revólver calibre 38, lo pone en su boca y acabar con su vida el 12 de septiembre de 1996.
Björk responde al último regalo de Ricardo López
Mientras Ricardo yace en un charco de su propia sangre, el paquete vuela hasta Londres, y el 19 de septiembre aparece la noticia: la policía de Londres interceptó una bomba dirigida a Björk.
Derek Birkett, representante de la artista, le prohíbe hablar con la prensa; para entonces, el cadáver de Ricardo López ya había sido hallado y emitió un comunicado que decía: “Aunque Björk nunca había conocido o conversado con el individuo en cuestión, naturalmente está muy angustiada después de enterarse de su muerte”.
En 1997, Björk terminó su relación con Goldie. Ricardo López ya era una leyenda y las grabaciones de sus perturbadoras cintas circularían años más tardes en Internet.
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