El cantautor guatemalteco Ricardo Arjona dijo este viernes que dentro de la gran tragedia que ha creado el coronavirus en el mundo, hay cosas positivas. Una de ellas es «que la gente se ha puesto un poco más loca».
En una nutrida rueda de prensa digital, en la que participó Efe, el artista contó anécdotas de su vida artística, hasta llegar a marzo de este año, que lo obligó a transformar radicalmente sus planes para promover y entregar al público lo que describe como «uno de los proyectos más ambiciosos» de su carrera.
Se trata de su producción «Blanco y negro», compuesta por dos discos, dos libros, una muestra fotográfica itinerante y una gira.
Cuando habla de la locura de la gente durante la pandemia, Arjona se refiere a esos impulsos «que nacen en el aburrimiento del encierro» y han llevado a las personas a volverse «más creativas en el confinamiento».
Como ejemplo puso su colaboración con su colega español Pablo Alborán, con quien lanzó esta semana una nueva versión acústica de «El amor que me tenía», un trabajo en conjunto que nació «de forma natural».
«Estábamos recibiendo ‘covers'(versiones) de ‘Hongos’ -el primer sencillo del disco- y nos llegó una de él, pero como ya era al final, le mandé un piano (en melodía) y en menos de 24 horas después, él había grabado cinco versiones diferentes», recordó.
Es el mismo impulso que lo llevó a decidir que primero sacaría «Blanco», soltando las canciones de una en una en las plataformas de streaming, hasta hoy, que está totalmente a la venta.
También decidió transformar la gira en videos, en los que explicaría la razón y la historia detrás de cada una de sus canciones, y la galería en un espacio virtual privado para sus fans más dedicados, que pueden adquirir la membresía a su exclusivo club y sumergirse en el ambicioso «Mundo Arjona».
«Yo creo que la falta de la creatividad y de emoción son tan enfermizos como el mismo virus» indicó el artista de 56 años, quien sigue tan crítico de la industria discográfica como en 2011, cuando sacó su disco «Independiente», el primero publicado por su propia disquera a la que dio el nombre de «Metamorfosis».
LOS ESPACIOS DEL REGUETÓN
Cuando otros cantantes hablan negativamente del estado de la música actual se refieren al género urbano. Ese no es el problema de Arjona, quien insiste en que no es «enemigo del reguetón, pues la mayoría de los artistas se han esforzado muchísimo para estar donde están” e impulsar su música.
Para Arjona, fueron los exponentes de otros géneros los que «dejaron de hacer cosas, dejaron libres los espacios» y por eso sí tiene problemas «con la gente que pertenece a otros géneros y se mete en el reguetón».
«La mejor manera de defender el rock es haciendo el mejor rock ‘n’ roll posible. La mejor manera de defender la balada, es haciendo la mejor balada posible y así con todo”, subrayó.
Es lo que lo llevó a Londres en 2019 a hacer un disco de dueto con mujeres, que se transformó en dos entregas de lo que considera la esencia de su estilo, grabado con técnicas de los años 60, en Abbey Road, el estudio donde grabaron los Beatles.
LA LOCURA DE ARJONA
La buena locura que ha traído la cuarentena también la tiene Arjona, quien la pasa en su casa en Miami (EE.UU.).
Su meta es que la espontaneidad artística sea el norte hacia el que quiere seguir caminando toda su vida. Es por eso que lleva una década rechazando las fórmulas en la música y en otros aspectos de su vida.
Se siente feliz de que el proceso de crear «Blanco y Negro» le haya hecho sentir grandes nervios antes de salir al escenario de un bar en Londres, donde entre las 200 de la audiencia estaban músicos de gran envergadura y hasta cuatro coristas de Michael Jackson, que terminaron cantando con él y sumadas al disco.
Reconoce que no tiene «ni idea» de cuándo sacará «Negro», la segunda parte de la entrega y no le molesta la incertidumbre. Por el contrario, la prefiere al aburrimiento, algo de lo que ya había hablado.
Lo que no había mencionado antes eran sus miedos, sus inseguridades personales y complejos escondidos de los que asegura tener «muchos y como otros artistas» los trabaja en el escenario.
«Yo soy un tipo famoso por tener una personalidad complicada pero no es más que un escudo para esconderme», admitió.
El escudo con el que se protege, también lo usa para resguardar a sus héroes.
Uno de ellos es el fallecido escritor colombiano Gabriel García Márquez, quien fue su vecino por años en la Ciudad de México y al que nunca se animó a conocer, «para no acabar con la magia» pero al que le rinde homenaje en «Blanco» al hablar de su Macondo.
Otra magia con la que no está dispuesto a apostar es la que se crea entre el artista y su público en los conciertos.
Arjona reconoció que no se siente cómodo con la idea de los conciertos a través de las redes y es que no se puede «imaginar un concierto con tapabocas o con el público separado seis pies (dos metros). Para eso como para otras cosas, será mejor esperar», concluyó. EFE
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