El gran maestro colombiano nació un 6 de marzo, en 1927, y dejó una obra que vibra hoy como en el momento en que salió. Del periodismo a la experimentación, de la narrativa a la memoria, el premio Nobel 1982 ha sido traducido a 40 idiomas y ocupa un lugar prominente en la literatura global.
Un 6 de marzo hace 94 años, en la localidad colombiana de Aracataca, Magdalena, nació un hombre cuya identidad sería la cara misma de la literatura latinoamericana, que se convirtió en una suerte de estrella de rock con una novela, Cien años de soledad, y ganó el premio Nobel en 1982. Gabriel García Márquez fue el timón del boom latinoamericano, ese que llevaron al mundo de su mano el peruano Mario Vargas Llosa, el argentino Julio Cortázar y el mexicano Carlos Fuentes, que impulsaron así la lectura de algunos de sus mayores, como el uruguayo Juan Carlos Onetti.
Desde aquel 1927 García Márquez hizo una carrera asombrosa en el periodismo, la literatura y el cine, que no terminó con su muerte el 17 de abril de 2014 en CDMX, la ciudad que había adoptado, porque su obra inmensa se sigue leyendo con emoción y con asombro. Entre otras razones, por estas siete:
1) Se ríe del spoiler alert: Crónica de una muerte anunciada
“El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo”, dice la primera línea de esta novela de 1981. ¿¡Mata al tipo en la primera línea!? Y aun así, es imposible soltar esta obra corta, que parece fundir los bordes de la realidad y la ficción para contar la historia del malogrado hijo de un inmigrante árabe al que los gemelos Vicario quieren hacer pagar la deshonra de su hermana Ángela. Como una novela negra armada a partir de azares que se encadenan de maneras tan increíbles como inevitables, el asesinato de Nasar se reconstruye hacia atrás en el tiempo, y en ese camino, sembrado de humor y retratos memorables, deja una duda que rondará en la mente de cualquiera interesado en cuestiones humanas básicas como la muerte y la fatalidad.
Una muestra:
Mi padre, que había oído todo desde la cama, apareció en piyama en el comedor y le preguntó alarmado para dónde iba.
—A prevenir a mi comadre Plácida —contestó ella—. No es justo que todo el mundo sepa que le van a matar el hijo, y que ella sea la única que no lo sabe.
—Tenernos tantos vínculos con ella como con los Vicario —dijo mi padre.
—Hay que estar siempre de parte del muerto —dijo ella.
2) Trae romance: El amor en los tiempos del cólera
García Márquez escribió esta obra tres años después de haber ganado el Nobel, y si bien el amor no resultó un tema novedoso en su libro, tuvo para él, y se siente al leerlo, un sentido especial: se inspira en las dificultades de la historia de amor de sus padres. El tema de la oposición de su abuelo materno al matrimonio desarrolla el fondo de las epidemias de cólera en el Caribe colombiano, cuya construcción colonial y sus ríos son casi personajes como el pobre telegrafista que se enamora de Fermina, quien lo corresponde durante tres años pero se casa con el médico Juvenal Urbino. Mientras se arroja a los brazos de numerosas mujeres —como el padre del autor, también llamado Gabriel—, el enamorado Florentino intenta convertirse en un hombre importante para recuperar a aquella de la cual siguió enamorado, en secreto, durante 50 años, con un sentimiento que es mitad su obsesión y mitad el aire que necesita para vivir.
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