Un total de 12 industrias cerraron sus puertas en el 2020 en Lara, y el resto de las que quedan activas tuvieron una contracción económica del 30% durante este año, según el balance que hacen gremios empresariales de la entidad y sindicatos que agrupan a empleados públicos y privados. La pérdida de empleos y del poder adquisitivo de los venezolanos fue una constante, impulsada por las consecuencias generadas por una cuarentena radical que impuso el gobierno por ocho meses y medio. La hiperinflación que se ubicó en 4.087%, los cortes eléctricos, la severa escasez de combustible, agua potable y gas, fueron el acabose del sector privado este año. Hoy ven como única salida reclamar soluciones unidos, para no terminar de sucumbir en el 2021.
Ana Uzcátegui | La Prensa de Lara
«Estamos preocupados por lo que se avizora para el primer trimestre del próximo año si en el país no se cambia la dirección política. Si el gobierno quiere trabajar solo no va a lograr nada, debe oír a empresarios, trabajadores, a la iglesia, organizaciones civiles, porque las consecuencias y la recesión que dejará la pandemia podrían ser mucho peor «, expresó Giorgio Reni, presidente de Fedecámaras Lara, quien resaltó que sólo las empresas de alimentos, farmacias e insumos médicos tuvieron un ligero crecimiento en 52 semanas, los demás sectores registran pérdidas económicas.
Mohamed Hussein, presidente de la Cámara de Industriales, informó que de 216 empresas de manufactura que existían antes de la pandemia en las zonas industriales de Barquisimeto, 12 cerraron sus puertas al iniciar diciembre, «la mayoría pertenecía al sector metalmecánica y empresas asociadas a la construcción, que dependen de insumos como el hierro que se dejó de producir en Venezuela», destacó.
Apuntó que la realidad de Lara está encadenada a lo que ocurre en el resto del país, las empresas que quedan activas han cerrado líneas de producción, laboran con equipos obsoletos y con un mínimo de personal. «Aquellos sectores que no fueron incluidos dentro de los priorizados enfrentaron seis meses continuos de cierre, y la gran mayoría procuró mantener el salario a los trabajadores haciendo un esfuerzo sobrehumano» aseveró.
El pasado 8 de diciembre Conindustria informó que en Venezuela se cerraron este año 1.200 industrias, el sector se contrajo un 50%. Las empresas de manufactura hoy representan sólo el 18% de lo que eran en 1998 cuando Hugo Chávez llegó al poder, pasando de ser poco más de 12 mil industrias a menos de 2.200 con Nicolás Maduro.
«Creemos que es hora de que un cambio de política económica serio se implemente. Economistas proyectan que en el mejor de los casos sino ocurre nada en 2021, la caída del Producto Interno Bruto (PIB), va a continuar, no tan drástica como en 2020 pero continuará, y la inflación estará por el orden de un 2000%», resaltó. Apunta que si en los primeros tres meses del próximo año esos cambios no se concreta, en Lara podría desaparecer el 30% del sector, lo que representaría unas 61 industrias en promedio.
Julio Cesar Morales, representante de la Alianza Sindical Independiente en Lara, dijo que aquellos trabajadores que siguen activos en las industrias, el 50% se encuentran suspendidos de sus actividades laborales. «Fueron mandados a sus casas con un sueldo mínimo porque se han cerrado líneas de producción. Sabemos que en las condiciones en que están las empresas mantener una nómina completa, así sea pagándole salario mínimo es difícil, pero necesitamos encontrar una solución y mejores condiciones laborales para las familias venezolanas que hoy no pueden adquirir alimentos y que se encuentran laborando en el sector informal para sobrevivir», indicó.
Mohamed Hussein resaltó que las industrias que se mantienen productivas, están cancelando un salario base 12 veces por encima del salario mínimo que paga el gobierno a las empresas públicas, y los trabajadores reciben incentivos laborales como bonos salariales o bolsas de comida para aligerar la carga de gastos básicos que convierte los ingresos en sal y agua en hiperinflación.
Sin desarrollo
Ronald Arias, presidente de la Cámara de la Construcción en Lara, informó que al igual que en 2019, este año la paralización del sector se mantuvo en 95%, con la particularidad que la pandemia, la dificultad para movilizarse por la escasez de gasolina, las fallas en los servicios públicos, escasez y encarecimiento de los insumos para la construcción, hicieron que desaparecieran 25 mil plazas de trabajo este año en la entidad.
«El sector construcción emplea al 8% de la población nacional, es decir en Lara con una población de casi dos millones de habitantes deberían haber 80 mil trabajadores del gremio, pero la realidad es que no hay inversión privada para construir y el gobierno mantiene una deuda enorme porque no ha culminada proyectos significativos para mejorar los servicios públicos como el Sistema Hidráulico Yacambú-Quíbor, de las tres plantas termoeléctricas que hay en Lara, una está paralizada y dos operan al mínimo de su capacidad, no se reparó la avenida Uruguay y el gobierno registra un rezago de 70 mil viviendas anunciadas desde 2005», contabilizó.
El sector de comercios y servicios en Lara fue duramente golpeado por la crisis este año. Eldi Montero, presidente de la Cámara de Comercio de la entidad precisó que las ventas cayeron un 70% durante la pandemia, porque el Venezolano hoy vive con salarios empobrecidos que no les permite consumir más de 650 o 750 calorías diarias, tal como lo destaca la Encuesta Condiciones de Vida (Encovi), desarrollada por la Universidad Católica Andrés Bello presentada en el mes de junio.
Precisó que el precio de los productos se ha incrementado por la hiperinflación y la cantidad de gastos adicionales que han tenido que asumir los empresarios, como la cancelación del pago de impuestos municipales aun estando en meses de paralización económica. «Los servicios públicos como el agua potable registran un incremento del 6000% este año por Hidrolara, y al final ese incremento lo terminan pagando el cliente final, que se ve reflejado en el incremento de precios», exclamó.
Montero apunta que del total de los comercios que hay en la entidad, el 70% se mantiene con un cierre parcial. «De ese 70% cerca de un 40% de comerciantes ha tenido que reinventarse, crear nuevos mecanismos para seguir creando ingresos», precisó. Comentó que ese sector ha pasado a la informalidad, se ha refugiado en el comercio electrónico, la venta desde sus casas o ventas a domicilio.
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