El coste de la crisis sanitaria no está siendo únicamente económico para las empresas y sus trabajadores. Según datos publicados en el barómetro del Consejo General de los Colegios de Gestores Administrativos, el 34% de los propietarios de una pyme sufre problemas psicológicos derivados de la pandemia y un 53% tuvo pensamientos depresivos como consecuencia de ésta.
Por El Mundo
«Es lógico que esto fuera así; de repente, sin previo aviso, se les prohibió llevar a cabo su actividad económica, se encontraron sin ingresos, pero debían seguir atendiendo sus pagos», apunta Fernando Jesús Santiago Ollero, presidente del Consejo General, en un comunicado de la organización.
En este sentido, el directivo considera que parte de la culpa es de la Administración, que no actuó de la forma y en el que momento en el que debía. «Aunque solicitamos de forma reiterada que se paralizara el calendario fiscal y laboral, en tanto no volviera a la actividad normal la economía, se accedió de manera parcial a nuestra petición y de forma tardía», denuncia Santiago.
Asimismo, Santiago criticó con dureza la entrada en vigor de los ERTE -«un auténtico calvario»- y su cobro, que todavía da problemas a 80.000 personas, así como los ICO, que llegaron «a partir de abril» y con «muchas denegaciones para los más pequeños». Todo esto, lamenta, hizo que las pymes tuviesen que recurrir a sus ahorros y los de sus círculos: «Había que consumir el patrimonio personal, tirar de la familia y amigos y sobre endeudarse».
«Muchos empresarios veían como lo perdían todo, y la mayoría sentían la incertidumbre de cuando iba a acabar esta situación y como se recuperarían tras el fuerte varapalo de la crisis sanitaria», explica el presidente de la organización. Por ello, considera que «no es de extrañar que los empresarios tuvieran esos pensamientos depresivos».
Desde el punto de vista monetario, el informe destaca que un 30% de los pequeños y medianos negocios terminarán con pérdidas el año. Santiago cree que la situación es peor de lo que se transmite: «En contra de lo que algunos nos quieren hacer creer, hay muchas empresas, de diferentes sectores, que no han recuperado un nivel adecuado de actividad, tienen serios problemas de solvencia y rentabilidad y no saben como van a salir de ésta».
Así, según sus datos, más de 700.000 empresas están atravesando «serios problemas de liquidez» y muchas no han podido recuperar el nivel de actividad que tenían antes de la pandemia. En el caso de los pequeños negocios el margen es aún más pequeño y apenas pueden cubrir los gastos, por lo que Santiago aboga por «facilitar líneas de liquidez a estas empresas». «Es en ellas en las que tiene sentido reforzar con garantía del Estado a los bancos para que les den préstamos, pues apoyar a las que recibirían préstamos incluso sin garantías, a los únicos que refuerza es a los propios bancos», argumenta.
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