El proceso de repartir a girones pedazos del territorio nacional para mantener cohesionados a los dirigentes regionales del chavismo es una de las tácticas que Nicolás Maduro sigue para aferrarse al poder en Venezuela. Con lo que la promesa del socialismo del siglo XXI ha devenido en la instauración de una especie de feudalismo en pleno siglo XXI. Para esto Maduro paga con oro. Así lo reseña alnavio.com
Por Pedro Benítez / ALnavío
La convulsión en Latinoamérica que Nicolás Maduro intenta aprovechar como un viento de cola, no debe hacer perder de vista que al mismo tiempo él prosigue en lucha diaria por no perder el poder en Venezuela.
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Un ejemplo claro de esto lo ha dado al ofrecer la entrega de minas de oro a cada uno de los gobernadores de estado del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
En una alocución realizada la semana pasada afirmó: “Procederé a aprobar entregar una mina de oro en pleno proceso productivo a cada gobernación de estados bolivarianos para la producción de recursos en divisas convertibles. El oro llega a las regiones directamente. El que lo haga mejor, recibirá su premio de nuevas minas y áreas productivas”.
Una mina de oro por cada uno de los 19 gobernadores chavistas. Habrá que ver el criterio para escoger y asignar esas minas y en particular cómo harán esos gobernadores para tomar el control efectivo de las mismas, que desde hace años están en manos de grupos violentos, bien de la delincuencia común o bien de miembros del Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN), al que Maduro también ha permitido tomar una parte de esa torta.
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