A los agricultores de El Junquito la vida les ha cambiado y no solo por la pandemia. La escasez de combustible hizo que varios de ellos perdieran parte o toda la mercancía que habían cosechado.
Marino Ramos ha dedicado toda su vida a la siembra de terrenos y de eso vive su familia. «Perdimos 200 cestas de brócoli por falta de gasolina», dice el hombre, quién agrega que desde que comenzó el problema con el combustible no ha logrado surtir el camión, a pesar de haber ido en varias oportunidades a hacer la cola.
Ante la imposibilidad de llevar los brócolis al mercado de Coche, donde siempre comercializan lo que siembran, los Ramos decidieron cambiar el vegetal por otros productos alimenticios con los mismos vecinos. «Cambiamos por arroz, lentejas, frijoles, pan y hasta catalinas y dejamos algunos para semillas», resume, al tiempo que estiman que perdieron unos 10 millones de bolívares, sin incluir costos de semillas, químicos para fumigar y el trabajo en el campo que es el más fuerte.
En esta misma situación se encuentra Elías Ramírez, otro agricultor de la zona a quien se le secaron 200 cuentas de cilantro por la misma razón: falta de gasolina. «Fui a hacer cola a El Junquito, perdí cuatro días y no pude echar. Me arreché y desde entonces no he salido», detalla.
Este sembrador, que comercializa en el mercado de Catia, perdió la mercancía porque tiene el vehículo paralizado totalmente. Elías comenzó a hacer la cola un domingo a mediodía, pero el miércoles en la tarde la Guardia Nacional eliminó toda la fila cuando él ya estaba cerca de la estación, y no pudo surtirse.
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