Falta una semana para que arranque la Copa América en Brasil y aún hay dudas sobre su celebración en el ámbito deportivo, sanitario y judicial, que pueden poner en riesgo el torneo en este país donde la pandemia del coronavirus continúa fuera de control.
LA POSICIÓN DE LA SELECCIÓN ANFITRIONA PUEDE SER DETERMINANTE
Ni el vestuario ni la comisión técnica de la Canarinha han hecho pública su opinión, pero han dejado entrever su malestar en las pocas declaraciones que han dado desde que se supo la polémica decisión de llevar el certamen a Brasil.
También se reconocieron discusiones internas sobre el asunto con la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), uno de los padrinos del torneo en Brasil, junto con la Conmebol y el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, después de que desistieran Colombia y Argentina.
“En el momento oportuno, hablaremos”, señaló el capitán del combinado brasileño, Casemiro. Todo apunta a que se pronunciarán al término del partido del martes contra Paraguay, en Asunción, de las eliminatorias para el Mundial de Catar 2022.
El portal ‘GloboEsporte’ cree que lo harán a través de un comunicado. Se desconoce si el grupo dará un paso más allá y rechazará jugar la competición, lo que podría generar un efecto dominó de consecuencias imprevisibles.
El diario ‘O Globo’ incluso llegó a explicitar la posibilidad de una renuncia del seleccionador brasileño, Tite, quien, al paso de esos rumores, únicamente dijo que trabaja “normalmente”, que está “en paz” consigo mismo y que se pronunciará cuando toque. También, presumiblemente, tras el partido con Paraguay.
CONTACTOS ENTRE LOS CAPITANES
La polémica ha traspasado las fronteras brasileñas, pues hay conversaciones entre los diez capitanes de las selecciones en torno a la disputa de la Copa América, según confirmó el defensa ecuatoriano Robert Arboleda.
Por el momento, los jugadores recusaron participar en la víspera en una teleconferencia del Consejo de la Conmebol para discutir los detalles del torneo. Bolsonaro sí lo hizo y reafirmó que el país está preparado para recibirlo, según ‘GloboEsporte’.
DESCONTROL DE LA PANDEMIA
La evolución de la pandemia de coronavirus, que ya ha matado a más de 470.000 brasileños, con una media superior a 1.600 fallecidos diarios, también podría cambiar radicalmente el escenario.
Los especialistas epidemiológicos han anticipado la llegada de una nueva ola pandémica justo para las semanas en las que se realizará el torneo, previsto para terminar el 10 de julio.
Los cuatro estados brasileños que serán sede del torneo (Mato Grosso, Goiás, Distrito Federal de Brasilia y Río de Janeiro) tienen al menos siete de cada diez camas de cuidados intensivos ocupadas.
La situación más preocupante es la de Río de Janeiro, en cuya capital homónima se celebrarán ocho partidos, incluida la final, y donde el 92 % de las ucis están ocupadas, según los últimos datos oficiales.
El alcalde de la otrora ‘Cidade Maravilhosa’, Eduardo Paes, advirtió que al mínimo agravamiento de la crisis sanitaria emitirá un decreto volviendo a prohibir la celebración de partidos de fútbol en la ciudad, lo que podría ocurrir en medio de la Copa América.
EN MANOS DE LOS TRIBUNALES
La Justicia también podría ser determinante en este rompecabezas.
Los tribunales han sido un actor fundamental durante la pandemia y podrían serlo también para esta Copa América en un país que está acostumbrado a que se suspendan subastas públicas, decretos y hasta torneos de fútbol por cautelares expedidas en el último minuto.
En este marco, algunos partidos políticos de la oposición han presentado un recurso ante la Corte Suprema contra la realización del torneo americano.
El dictamen podría llegar en los próximos días, pero además no sería una sorpresa si un juez de primera instancia de alguna de las ciudades-sede suspendiese los partidos, lo que daría inicio a una batalla judicial en las distintas instancias del país.
EFE
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