Novak Djokovic conquistó su décimo Australian Open y el título número 22 en su carrera después de vencer al griego Stefanos Tsitsipas por 6-3, 7-6 (7/4) y 7-6 (7/5), y volvió a recuperar la corona que perdió el año pasado tras no presentarse y ser deportado del país por inconvenientes relacionados a los protocolos de seguridad del Covid que, para esta edición, ya no fueron obligatorios.
Este no fue un título más para el de Belgrado por todo lo que lo rodea y así lo demostró ni bien terminó el partido. Tras señalarse la cabeza y el corazón, corrió hacia donde se encontraba su equipo, se trepó a la tribuna y lo festejó de manera eufórica con ellos. Posteriormente, tras el descargo de adrenalina, rompió en llanto en soledad en el banco.
El hecho de volver a la competencia ya significaba mucho para el serbio, quien protagonizó un gran torneo hasta coronarse campeón. “Ha sido la victoria más importante de mi vida”, aseguró en las declaraciones posteriores a la victoria y en medio de una lluvia de aplausos.
“Vengo de un lugar en donde no teníamos tradición de tenis, no muchos jugadores llegaron a este nivel. El mensaje es para cualquier jugador joven tenista que esta viendo esto y que sueña con estar aquí alguna vez es que sueñen en grande, todo es posible y no dejen que nadie les arrebate su sueño”, comentó Nole todavía emocionado desde el podio.
“No importa de dónde provengan, mientras más desventajas tienes, y lo más dificil y complicado que se te presente, será mas motivación. Stefanos y yo somos ejemplo, no dejen que les arrebaten ese sueño, riéguenlo como si fueran flores, aférrense como si fuera la última persona en la tierra y nunca dejen de soñar”, agregó.
Con respecto a la consagración, Djokovic se lo dedicó principalmente a su entorno: “Es una gran trayectoria para mi, mis amigos y mi familia. Ellos tuvieron que tolerar la peor parte de mi carácter, quiero agradecer el apoyo. No sé si ustedes me van a perdonar por lo que les he hecho todos estos años, pero repito, este trofeo es tanto de ustedes como mío. Desde el fondo de mi corazón, gracias”, remarcó.
Tras ser protagonista de un gran escándalo en la edición anterior, en la que no pudo competir por inconvenientes relacionados a los documentos que presentó para ingresar al país y todo lo que conllevó su deportación con un breve paso por un centro de detención de inmigrantes en Melbourne, el serbio afirmó que, “éste es uno de los torneos más importantes que he jugado en mi vida”.
“Desde el fondo de mi corazón, gracias. Gracias a todas las personas que me hicieron sentir bienvenido una vez más. También hay una razón por la que he jugado mi mejor tenis aquí: Gracias a Rod Laver por estar acá”, comentó Djokovic mientras la transmisión oficial mostraba a la estrella del tenis mundial sentado en primera fila.
“Toda mi familia y mi equipo saben lo que he atravesado en los últimos días y, de acuerdo a las circunstancias, tengo que admitir que ésta ha sido la victoria más importante de mi vida”, repitió.
“Gracias a la organización, voluntarios, todos por hacer este evento increíble. Gracias por siempre agasajarnos a mí y a mi familia y hacernos sentir cómodos como en casa. Sé que ha habido récord este año de presencia y de audiencia, así que gracias por apoyar a uno de los grandes eventos deportivos, nos vemos el próximo año”, concluyó.
El tenista de 35 años ha recuperado la normalidad casi al mismo tiempo que la sociedad ha llevado a su rutina el efecto y las secuelas de la pandemia. Levantadas las restricciones, Djokovic ha recobrado el pulso de la competición y el ritmo de su tenis. El nuevo número uno del mundo transitó a duras penas por la temporada pasada, sin posibilidad de saltar a las pistas en los primeros meses y sin remediar un paulatino hundimiento en el ránking.
Durante el primer trimestre solo pudo participar en Dubai y no llegó más allá de cuartos tras ser vetado en la gira oceánica y en la estadounidense. Acusó la inactividad en la temporada de tierra: primera ronda en el Masters 1000 de Montecarlo, final en su torneo, en Belgrado, batido por Andrey Rublev y también en el Masters 1000 de Madrid, superado por el español Carlos Alcaraz. Aunque en Roma consiguió su primer título del año 2022, se quedó en puertas de las semifinales en Roland Garros, arrollado por Rafael Nadal.
Fue en el segundo semestre del pasado curso cuando la maquinaria Djokovic empezó a carburar: triunfo en Wimbledon, en Tel Aviv, en Astana y en las finales ATP, pero lo mejor estaba por llegar. Ha tardado poco Djokovic en poner las cosas en orden. En alcanzar el registro de Grand Slam de Rafael Nadal y el número uno del mundo que estaba en manos del joven Alcaraz.
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