Un joven luchador de artes marciales mixtas (MMA) murió a los 22 años y después de disputar apenas su segunda pelea en la disciplina presuntamente a causas de los traumas causados en su último combate.
Luis Gabriel Peres vivía en Peabirú (Brasil), el pasado 11 de septiembre compitió en un evento de la modalidad K-1, que combina el kárate y el “muay thai” entre otras disciplinas, en la ciudad de Maringá, en el estado de Paraná.
Horas después de su presentación empezó a sentirse muy mal experimentando fuertes dolores de cabeza. Cuando regresó a su casa, a unos 74 kilómetros del lugar de la pelea, fue trasladado por su familia a una clínica cercana y en los días que siguieron su estado de salud fue empeorando progresivamente.
Cuando ya estaba muy grave lo trasladaron al Hospital Metropolitano de Sarandí, en el mismo estado, donde finalmente falleció el 18 de septiembre tras más de una semana luchando por recuperarse.
De acuerdo con el Instituto Médico Legal (IML) de Brasil, el certificado de defunción del joven luchador indica que la causa de su muerte fue un traumatismo craneoencefálico.
Según informó la prensa local, los organizadores del evento están en contacto con la familia de Luis Gabriel, pero se han rehusado a dar declaraciones a los medios en este momento.
Por su parte el IML afirma que están preparando un informe con los detalles de lo que habría causado la muerte del atleta.
El caso de Luis Gabriel Peres reabre un debate grande dentro de la disciplina de las artes marciales mixtas, el peligro real que al que se exponen los atletas de sufrir lesiones (especialmente craneoencefálicas) potencialmente letales.
De acuerdo con Yahoo Sports, la pelea de Peres era apenas su segunda en la disciplina. Había debutado como amateur en mayo contra el también luchador brasilero Leandro Pires, quien lo derrotó en el combate.
El tema de las lesiones que se revive con el caso de Peres no es nuevo, pero resulta sensible para los promotores de este deporte y sus distintas modalidades.
En enero el presidente de la UFC, Dana White, admitió en una entrevista que su organización puede “hacer más” para ayudar a luchadores que se han visto afectados por las lesiones sufridas durante el ejercicio del deporte, como en el caso de Spencer Fisher, que tuvo que retirarse en 2013 después de ser diagnosticado con una encefalopatía derivada de los golpes que recibió durante su carrera.
“Estamos aprendiendo todos los días sobre las lesiones cerebrales Pero [Fisher] no es el primero y definitivamente no será el último. Este es un deporte de contacto y cualquiera que lo haya practicado cuando era más joven, incluido yo, está lidiando con problemas cerebrales. Es parte del ‘show’”, dijo White.
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