Una vez más el «bululú» se apoderó de las calles y avenida de San Cristóbal, en este mes de diciembre, pues son numerosas las ventas informales que tienen copada la ciudad capital previo a la llegada de la navidad.
Maryerlin Villanueva | La Prensa de Táchira
Mesas con sombrillas, el maletero del carro, y hasta sabanas en el piso, forman parte de los mostradores de la mercancía puesta a la orden de los compradores, quienes a juicio de los vendedores, ropa de niño y juguetes es lo más demandado.
Sin quien controle, estos comerciantes buscan hacerse su aguinaldo para el 24 y 31 de diciembre, en medio de la pandemia por el covid-19, que no da tregua y sigue haciendo de las suyas, no solo en el Táchira, también, en el resto del país.
El equipo de la Prensa del Táchira salió a las calles a conocer el panorama a tan solo un día de la nochebuena, y pudo evidenciar que muchos ciudadanos hacen sus compras olvidando las normas de bioseguridad.
Pese a la seguridad, pues se hace notar la presencia de efectivos policiales en el casco de la ciudad, parecen ser insuficientes para poner orden en cuanto al uso de la mascarilla y el distanciamiento social.
En los negocios se mantiene la desinfección a la entrada y el control del aforo, sin embargo, en la vía pública esto no se cumple pues cada «quien trabaja como puede» sostiene la vendedora de pólvora, Yuliam Espitia.
«Llevo varios años vendiendo en este mismo punto, pero este año las ventas flojas y eso que ya falta poco para que sea 24 de diciembre. Años atrás esto estaba full la gente comprando, ahora no» expresó.
Dijo que las personas que andan en las calles, son de las conocidas «familia Miranda», que solo observan, preguntan, pero no realizan la compra.
«La gente pregunta y se va, así ha estado desde que estamos trabajando, pensamos que iba estar movido pese a la flexibilización que dijo Maduro por diciembre» acotó.
Mientras tanto, Jhonder Espitia, quien vende calzado, resaltó que deben cuidarse de las «matracas» de los organismos de seguridad, quienes les manifiestan que no pueden usar la vía pública para ventas de ropa, zapatos, juguetes, entre otros productos.
«Molestan más en las mañana que en las tardes, a veces nos corren, pero nosotros nos vemos obligados a salir porque necesitamos trabajar» apuntó.
Ambos comerciantes sostienen que este año 2020, fue «duro» y que las buenas ventas depende del sitio en el que se aposten a ofrecer la mercancía.
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