Los vuelos en el aeropuerto de Pekín han sido cancelados, mientras los colegios fueron cerrado en la capital china en un intento por controlar un nuevo rebrote de COVID-19.
Las autoridades sanitarias informaron de 31 nuevas infecciones confirmadas el 16 de junio, con lo que las infecciones acumuladas desde el jueves ascienden a 137, el peor rebrote de la enfermedad en Pekín desde principios de febrero.
Aunque las carreteras y autopistas de la ciudad seguían abiertas y no se ha ordenado parar a las empresas y las fábricas, las autoridades intensificaron las medidas para restringir la circulación hacia, desde y alrededor de la ciudad el miércoles.
El rastreador de datos de vuelos Variflight mostró que cerca del 60% de los vuelos programados con destino y origen en el Aeropuerto Internacional de Pekín han sido cancelados o probablemente serán cancelados a partir de la tarde del miércoles.
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En el otro gran aeropuerto de la ciudad, Daxing, alrededor del 70% de los vuelos de entrada y salida se han cancelado o probablemente se cancelen. La mayoría de los vuelos afectados son nacionales.
Los medios de comunicación estatales dijeron que las autoridades ferroviarias estaban concediendo reembolsos completos de todos los billetes de ida y vuelta a Pekín, en un aparente intento de disuadir a la gente de viajar aunque los servicios no se hayan cancelado oficialmente.
Todos los servicios de taxis y otros servicios con conductor, así como algunas rutas de autobús de larga distancia se cancelaron el martes tras colocar las autoridades de nuevo a la ciudad en el nivel dos de alerta, el segundo más alto en un sistema de respuesta de emergencia de cuatro niveles contra la COVID-19.
Se han designado unos 27 barrios como zonas de riesgo medio, en los que las personas que entran son sometidas a controles de temperatura y registro. Una zona cercana al gigantesco mercado mayorista de alimentos considerado foco del brote se ha marcado como zona de alto riesgo, poniendo en cuarentena a los residentes.
Guarderías, colegios de primaria y secundaria de todo Pekín están cerrados, al igual que algunos restaurantes, bares y discotecas.
Algunos residentes temían que la capital se esté acercando cada vez más a un confinamiento en toda regla, similar al que sufrió a principios de año la ciudad central de Wuhan, donde el nuevo coronavirus fue detectado por primera vez en un mercado de marisco en diciembre.
“Lo que me preocupa es si habrá una respuesta de nivel uno como antes, haciendo imposible que la gente trabaje”, dijo un trabajador de medios de comunicación de 23 años llamado Wang.
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