Las personas viviendo con el VIH tienen un mayor riesgo de desarrollar cuadros graves y requerir internación en el hospital si se contagian el coronavirus. Lo han demostrado diferentes estudios científicos y el seguimiento epidemiológico que se hace en los países sobre el impacto de la pandemia. Al tener en cuenta que enfrentan un mayor riesgo, hoy las personas con VIH están consideradas entre los grupos priorizados para acceder a las vacunas contra el COVID-19.
En la Argentina, la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CONAIN) recomendó en marzo pasado que se considerara a todas las personas viviendo con el VIH mayor de 18 años como población priorizada para recibir la vacuna. En su fundamentación, los expertos de la Comisión señalaron que el recuento de células CD4 o la carga viral no debía ser un requisito para acceder a la vacuna contra el coronavirus.
En el país, se estima que hay 123.000 personas viviendo con VIH que conocen su diagnóstico. Durante el año pasado, hubo 5.702 personas viviendo con el VIH que fueron reportadas como casos confirmados de COVID-19, y 230 fallecieron. La mediana de edad de fallecimiento de las personas con VIH fue de 50 años, frente a los 74 años de la población general, según informó la Dirección de Respuesta al VIH, ITS, Hepatitis virales y Tuberculosis del Ministerio de Salud de la Nación.
A partir de la recomendación de la CONAIN, el Ministerio de Salud de la Nación indicó que las personas de 18 a 59 años y que viven con VIH independientemente del recuento de CD4 y niveles de carga viral se encuentran ahora dentro de los grupos priorizados para recibir la vacuna contra el COVID-19.
Las vacunas Sinopharm, Sputnik V, Covishield, y AstraZeneca/Oxford forman parte del plan de vacunación de Argentina. “Tanto las vacunas que se están usando en la Argentina como las de Pfizer/BioNTech, Johnson & Johnson, y la de Moderna -que se administran en otros países- pueden ser aplicadas en las personas viviendo con VIH”, dijo a Infobae la coordinadora médica de Helios Salud, la doctora Romina Mauas. “En algunos de los ensayos clínicos que demostraron la seguridad y la eficacia de las vacunas, se incluyeron a personas viviendo con VIH. Cualquiera de las vacunas a virus no vivo desarrolladas mediante las plataformas actuales son recomendables”, añadió Mauas, quien es miembro de la Sociedad Argentina de Infectología.
Según la Fundación Huésped, “es muy poco probable que se desarrollen eventos adversos graves si una persona con VIH se aplica la vacuna COVID-19 al no tratarse de inmunización con virus vivos y atenuados”. Sin acceso a la vacuna contra el COVID-19, se dejaría expuesta a la persona a un mayor riesgo de contraer el virus, considerando su vulnerabilidad. Desde esa Fundación, se recomendó que un profesional de la salud debe realizarle un seguimiento clínico a la persona, luego de recibir la vacuna.
Para evitar enfermarse con cuadros graves, los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos recomiendan vacunarse a las personas viviendo con el VIH y no descuidarse con otras medidas de prevención. “Si tiene el VIH y está tomando sus medicamentos para el VIH, es importante que continúe su tratamiento y siga las recomendaciones de su proveedor de atención médica. Esta es la mejor manera de mantener saludable su sistema inmunitario”, recomendó el organismo federal en febrero pasado.
Las personas con el VIH también deberían seguir manteniendo un estilo de vida saludable al comer adecuadamente, dormir al menos 8 horas por noche, y reducir el estrés tanto como sea posible. “Mantenerse saludable ayuda a su sistema inmunitario a luchar contra la infección en caso de que contraiga alguna”, señalaron los expertos.
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