Portugal registró este domingo 22 de marzo, un nuevo aumento de contagiados por coronavirus, que ascienden ya a 1.600 casos, y de fallecidos, que se sitúan en 14, mientras surge la preocupación sobre la situación en las residencias de ancianos y los ciudadanos mantienen las calles desiertas.
EFE
Los datos actualizados hoy por la ministra de Salud, Marta Temido, elevan en 329 los casos confirmados con respecto al sábado y registran dos muertes más en 24 horas, siendo el norte de Portugal la región más afectada.
De los contagiados, 169 están ingresados en hospitales y 41 de ellos permanecen en cuidados intensivos, agregó la ministra, que agradeció a los sanitarios el esfuerzo y a los ciudadanos el haberse encerrado en casa masivamente pese a que el confinamiento solo es obligatorio para los infectados y sospechosos de portar el virus.
Desde que el jueves comenzó el estado de emergencia en Portugal, que ha optado por la gradualidad tanto en limitación de movimientos como en cierre de comercios, los ciudadanos han reducido su actividad, teletrabajando aquellos que pueden y quienes no saliendo exclusivamente por cuestiones laborales o para abastecerse.
Una situación que este domingo deja ciudades desiertas, en el caso de Lisboa con la única excepción de unas pocas personas ejercitándose en el margen del río Tajo.
Permanecen en las calles agentes de policía que limitan el acceso a parques, en muchos casos precintados, y trabajadores de supermercados y farmacias, prácticamente los únicos locales abiertos hoy.
«Vamos a tener semanas difíciles, pero tenemos que continuar», ha dicho hoy la responsable de la Dirección General de Salud (DGS), Graça Freitas, que ha comparecido junto a la ministra de Salud y atendido a las preocupaciones más urgentes, que este domingo se centran en las residencias de ancianos.
Todo después de que un centro privado del municipio de Famalicão, en el norte del país, lanzara una alarma esta mañana por falta de personal, tras haberse dado de baja ocho trabajadores por contagio del virus.
Ahora, apenas tres personas son responsables de la atención a la treintena de ancianos que allí residen.
La ministra de Salud ha explicado que, por el momento, el Gobierno tiene conocimiento de cuatro residencias de ancianos que han registrado casos, que están siendo seguidos por sanitarios, y sobre el centro de Famalicão ha recordado la importancia de tener un plan de contingencia para este tipo de situaciones.
«O sea, tener profesionales en segunda línea preparados para intervenir, o planificar turnos rotativos semanales», comentó después de aclarar que hoy mismo están siendo testados los ancianos del centro de Famalicão para saber si tienen coronavirus.
Es una de las tareas prioritarias junto con la operación iniciada hoy por las autoridades portuguesas para repatriar a unos 1.300 extranjeros arribados esta mañana a Lisboa en un crucero procedente de Brasil.
Dado que en Portugal no está permitido durante esta crisis que desembarquen extranjeros de los cruceros, responsables sanitarios se preparan para testar hoy a 27 portugueses presentes en el navío para, en caso de dar negativo, autorizar su desembarco, en tanto que para el resto, de 38 nacionalidades, se realizarán repatriaciones.
El proceso para ellos comenzará el martes y consiste, en coordinación con sus embajadas -la mayoría son europeos, británicos, australianos y brasileños-, en escoltarlos hasta el aeropuerto de Lisboa para desde allí regresar en «vuelos humanitarios» a sus países.
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