El personal de las funerarias brinda el apoyo a la familia y ofrece los paquetes para cada uno de los casos. No todos pueden asumir estos gastos.
José Luís Guerrero | La Nación
Los trabajadores de las funerarias se activan a las puertas de la morgue del Hospital Central. Es su trabajo el captar a los familiares del muerto para orientarles sobre los pasos a seguir.
Los entierros y cremaciones en el Táchira se pagan en dólares y pesos. Poco sirven los bolívares para cubrir los gastos del sepelio, del último adiós al cuerpo de su ser querido.
Es lo indispensable, lo necesario, ante lo inevitable, ante la muerte. El dinero tiene que buscarse y los gastos se ajustan a los presupuestos disponibles. No hay crédito. Todo se paga de contado.
Cuando el señor Juan Castro murió, la funeraria, en Barrio Obrero, cobró 600 mil pesos por los gastos básicos. “Era la funeraria que cubría un seguro familiar.
Se encargaron de preparar el cuerpo que sería sepultado. Los gastos incluyen la urna, de segunda por la calidad del material; la capilla de velación, que se utilizó una noche y una mañana, cumpliendo todas las medidas de bioseguridad ante el covid, y la carroza de traslado del cadáver al cementerio”, dijo su hijo Luis Castro.
Tramitar el acta de defunción en el Registro Municipal tuvo un costo de 25 mil pesos, sumando las fotocopias necesarias. “En el Cementerio Municipal se gastaron 210 mil pesos. Mi familia tiene allí trabajo y se pagó por abrir y tapar la fosa, los impuestos municipales, y por enterrar el cuerpo, el trabajo de los obreros”, agregó.
«A los 835 mil pesos (unos 417 millones 500 mil bolívares a 0.002 pesos/bolívar), la familia Castro sumó otros 30 mil “para agilizar los trámites en el Registro y cementerio, además de 20 mil pesos por un taxi, para que parte de la familia regresara a casa”. No hubo misa, porque son de religión evangélica, y la misma familia improvisó cantos en el acto de velación, cuando el pastor tomó la palabra para despedir el cuerpo del difunto.
Luis Castro dijo que la familia se organizó para reunir el dinero y se repartió las tareas. “Todo es dinero. Se gasta mucho. Todo se paga de contado y hay que buscar la plata, porque el cuerpo no puede esperar. Es la ley de la vida. Hay que enterrarlo”, declaró.
Pagos en dólares
José Peñaloza, conocido dirigente de Copei, murió de covid-19 hace escasos 12 días. La familia decidió la incineración del cuerpo. Su esposa, la periodista Eylin Cardozo, contó que los gastos fueron cubiertos en dólares.
La funeraria cobró 140 dólares, aproximadamente 196 millones de bolívares, por el traslado del cuerpo desde el hospital al lugar de cremación, en Tucapé, municipio Cárdenas; alquilar la urna, los costos del acta de defunción y fotocopias. Por la cremación cancelaron 100 dólares, unos 140 millones de bolívares al cambio.
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