La OMS estima que para lograr la inmunidad de grupo deberá vacunarse el 70% de la población. Y he ahí el gran desafío de los gobiernos, como el británico, que este martes empezó a vacunar a su población: convencer a la gente de que la vacuna es segura y efectiva. Aunque el protagonismo se lo llevó Margaret Keenan, la primera en recibir el pinchazo, unas cinco mil le siguieron a lo largo de la jornada. Y pese a que el llamado «V-Day» estuvo frío y nublado, en los dos hospitales londinenses visitados por ABC, de los siete que empezaron a poner la vacuna en Londres, el ambiente era animado, con los medios de comunicación a las puertas, así como quienes no se lo pensaron dos veces para acudir al llamamiento de la sanidad pública.
Es el caso de Mamie Mandy, de 86 años, que aprovechando una cita que ya tenía, fue convocada para inmunizarse. «Ha sido un año muy difícil para nosotros los mayores», dijo, «y a mi edad lo único que quiero es disfrutar con mis nietos el tiempo que me quede». Por eso, aseguró, «no tengo miedo, es peor la soledad».
Otra de las primeras en vacunarse será Marian Gálvez Cazorla (en la imagen de la derecha), una almeriense de 28 años que trabaja en Northampton, Inglaterra, como «dietista especialista en enfermedad renal». «Llegué aquí por primera vez en el 2014, a los dos años volví y tras un añito desesperada en España buscando algo decente, regresé».
Gálvez explica que a todo el personal del Northampton General Hospital, donde trabaja, le enviaron un link «para registrarnos si queríamos vacunarnos». La próxima semana le toca a ella, y aunque confiesa que le da un poco de miedo, ya que «las vacunas suelen probarse durante años, y esta ha visto la luz casi de carrerilla», considera que «es el paso adecuado para aliviar la situación actual» y que «han puesto el mayor esfuerzo en sacar algo que no sea dañino, aunque de aquí a cinco años o 10 años no sabemos qué efectos pueda ocasionar».
Sin embargo, «vivir en el extranjero y tener a mi familia tan lejos es algo desesperante. Con un vuelo, en solo tres horas podría ver a mi familia y ahora es tan difícil…», reflexiona. Además, el brote la ha tocado de cerca: «Desgraciadamente he perdido a un miembro de mi familia y no pude ir a despedirme como me hubiese gustado». De ahí que «entiendo que haya miedo a la vacuna y alguna gente sea reacia, pero la ciencia evoluciona a pasos agigantados y mucha gente lo está pasando mal, no solo por la enfermedad si no por la situación económica, y esto debe solucionarse lo antes posible», concluye.
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