Naciones Unidas aumentó el jueves su pedido de fondos para luchar contra la pandemia del coronavirus en los países frágiles y vulnerables de 2.000 a 6.700 millones de dólares.
El jefe humanitario de la ONU, Mark Lowcock, reiteró que en los países más pobres del mundo, la pandemia no alcanzará su punto más álgido hasta dentro de tres a seis meses. Pero ya ha evidencia de la caída de ingresos y destrucción de empleo, de problemas en el suministro de alimentos y alzas de precios, y de niños que no reciben vacunas ni comida.
Desde la primera petición el 25 de marzo, la ONU dijo que se han recaudado 1.000 millones de dólares para respaldar las medidas contra el COVID-19, la enfermedad provocada por el virus, en 37 países.
La nueva cifra incluye a otros nueve países vulnerables: Benín, Yibuti, Liberia, Mozambique, Pakistán, Filipinas, Sierra Leona, Togo y Zimbabue.
“A menos que tomemos medidas ahora, deberíamos estar preparados para un aumento significativo de conflictos, hambre y pobreza”, advirtió, “El espectro de múltiples hambrunas se acerca”.
Por su parte, el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, dijo que la agencia de la ONU ayuda a casi 100 millones de personas en un día normal y “a menos que podamos mantener esas operaciones esenciales activas, a la pandemia sanitaria le seguirá pronto una pandemia de hambre”.
El número de casos en la mayoría de los países en vías de desarrollo que optan a la ayuda de la ONU “podría parece pequeño, pero sabemos que la vigilancia, las pruebas de laboratorio y la capacidad de los sistemas de salud de esos países son escasas”, explicó el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud.
“Por lo tanto, es probable que haya ya una transmisión comunitaria no detectada”, apuntó.
El impacto de la pandemia en la gente que huye de las guerras y la persecución “ha sido devastador”, señaló Filippo Grandi, máximo responsable de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados.
Las necesidades de los refugiados, las personas desplazadas dentro de su propio país, los apátridas y los que los acogen “son enormes pero no infranqueables”, añadió.
“Solo la acción colectiva para frenar la amenaza del coronavirus puede salvar vidas”, dijo Grandi.
Lowcock manifestó que la pandemia de COVID-19 “es diferente a todo lo que hemos enfrentado en nuestra vida”.
“Se necesitan medidas extraordinarias”, dijo. “Al unirnos para combatir este virus, pido a los donantes que actúen tanto con solidaridad como en interés propio y ofrezcan una respuesta proporcionada a la escala del problema que enfrentamos”.
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