La pandemia del coronavirus se dejó notar en la tradicional festividad de Todos los Santos, que este domingo se celebró en España con cementerios semivacíos, controles de acceso y estrictas medidas de seguridad.
EFE
«Está más vacío que cualquier fin de semana», señala a EFE Pepa, una madrileña a las puertas del cementerio de La Almudena de la capital española, que hoy recibió pocas visitas de familiares para limpiar las lápidas y columbarios de sus seres queridos y ponerles flores.
En la entrada del cementerio, que se iluminó durante todo el día como homenaje a los fallecidos por la covid-19, un cartel recordaba a los visitantes las recomendaciones: evitar días y horas de mayor afluencia, no permanecer mucho tiempo en el camposanto, traer agua del exterior para no usar las fuentes, mantener distancia de seguridad y usar gel antes y después del uso de las instalaciones.
Además, para controlar que no se superaran los aforos -marcado en este cementerio en 22.000 personas- y evitar aglomeraciones se había preparado un dispositivo de 300 agentes de la Policía municipal de Madrid, un 20 % más que en 2019, tres drones con cámara de vídeo y sistema de altavoces de la sección de apoyo aéreo.
La mayoría de cementerios catalanes amanecían también este domingo con una escena distinta a la que es habitual en estas fechas, semivacíos, con controles de acceso, geles hidroalcohólicos en cada esquina y con los pocos visitantes que se acercaban a recordar a sus difuntos equipados con mascarilla.
La estampa de este día de Todos los Santos contrasta con la de días anteriores, cuando se registró un aumento de las visitas de quienes no querían toparse con aglomeraciones.
En el caso de Barcelona, el número de personas que visitaron los cementerios durante la semana fue entre un 13 % y un 18 % más que hoy, según datos del ayuntamiento de la capital catalana.
Otros camposantos optaron por emplear la tecnología para evitar mucha concurrencia. Por ejemplo, el ayuntamiento de Lérida, también en Cataluña, puso en marcha una aplicación móvil para pedir cita previa, requisito obligatorio para poder acceder al cementerio los días 30 y 31 de octubre y 1 de noviembre, con la que se llegaron a programar unas 6.000 reservas.
Este año está siendo especialmente duro para las personas que han perdido a sus seres queridos, especialmente durante los meses más castigados por la COVID-19, cuando como medidas preventivas no se permitían los velatorios y se restringió el aforo a los entierros. Muchos ciudadanos no pudieron despedir a sus allegados de la manea deseada.
“No poder realizar la última despedida del ser querido ha sido un duro golpe para muchas familias que han tenido que ver cómo se iba su amigo o familiar en soledad”, señalan a EFE fuentes de los Servicios Funerarios de Madrid.
“Entendemos que, este año más que nunca, han necesitado su momento de homenaje marcado por esta fecha tan tradicional», reconocen.
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