El Gobierno de Filipinas anunció en la madrugada del lunes que Manila y las provincias que rodean la capital del país retornan al confinamiento estricto ante el aumento de los contagios de COVID-19, que ya sobrepasan los 100.000 en el territorio nacional, y la petición de la comunidad médica de medidas más efectivas para frenar la pandemia.
Manila y las provincias de Bulacan, Cavite, Laguna y Rizal volverán mañana, martes 4 de agosto, a la cuarentena más dura hasta el 18 de agosto, después de que 80 asociaciones médicas del país, que representan a miles de doctores y enfermeros, firmaran un comunicado conjunto el sábado en el que solicitan un nuevo enfoque frente a la COVID-19, ya que tras cinco meses los hospitales están saturados y el personal médico agotado.
«Entiendo completamente por qué nuestros trabajadores de salud piden un descanso. Han estado en la primera línea durante meses y están exhaustos», señaló el presidente filipino, Rodrigo Duterte, en un discurso televisado a la nación rozando la medianoche, con el país en vilo pendiente de las nuevas medidas que se esperaban después de que el mandatario se reuniera el domingo de urgencia con su equipo más cercano.
«Esta es una guerra que estáis entrenados para luchar. Esta es su profesión, están educados y entrenados para enfrentar tales desafíos. Son los líderes de esta batalla porque aprendieron en este campo», advirtió el presidente con cierto tono de reprimenda.
Filipinas sumó el domingo más de 5.000 nuevos casos de COVID-19, lo que supone un récord diario, y acumula un total de 103.000 infecciones, incluidas más de 2.000 muertes, uno de los saldos más elevados del Sudeste Asiático.
Pese a haber impuesto uno de los confinamientos más largos y estrictos del mundo -de 5 meses en la capital-, Filipinas es el único país de la región que aún no ha doblegado la curva de contagios, en continuo ascenso desde marzo, por las deficiencias a la hora de hacer test y rastreo de contactos.
La fase de confinamiento aprobada para la capital y alrededores -donde se concentra el 67 % de la actividad industrial del país- restringe completamente los movimientos, se suspende el transporte público y solo se permite a un miembro de cada familia salir a comprar artículos esenciales, por lo que se volverán a cerrar establecimientos que habían vuelto a operar al 30 % de su capacidad en junio como tiendas, peluquerías y restaurantes.
El gobierno también anunció la contratación de 10.000 trabajadores de la salud, que recibirán mayores beneficios, como ayudas económicas si enferman de COVID-19, un seguro de vida, alojamiento y transporte gratuito garantizado durante la pandemia y serán sometidos a pruebas PCR cada dos días.
El presidente Duterte hizo un llamamiento para aumentar el alistamiento de tropas en la Fuerzas Armadas, a pesar de que la principal crítica del personal médico en su misiva del sábado fue precisamente el enfoque excesivamente militarizado para responder a la pandemia.
EFE
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