En la entidad decenas de usuarios optan por abordar las pocas unidades de transporte apenas con el tapabocas y sin respetar la separación mínima (de un metro) exigida por la OMS.
Rafal Lastra Veracierto | Crónica Uno
A diferencia de la actitud de los usuarios durante las primeras semanas de la cuarentena por el coronavirus (Covid-19), el distanciamiento físico ya no es un pasajero que viaje en las unidades colectivas en La Guaira.
Un recorrido por la ruta principal de la región, entre las localidades de Catia La Mar y Caraballeda, permite constatar el relajamiento de tal medida que ha recomendado la Organización Mundial de la Salud para prevenir el contagio de la COVID-19.
Así, decenas de usuarios optan por abordar las pocas unidades de transporte apenas con el tapabocas y sin respetar la separación mínima (de un metro) exigida por la OMS.
“Uno se puede contagiar, pero ¿qué más se puede hacer si hay que llevar la comida para los niños en la casa?”, comentó María Eugenia López, al subirse a una unidad de la gobernación, que cobra Bs. 5000 de pasaje como cualquier otro autobús de operación privada.
En los distintos trayectos viales, algunos choferes y copilotos justificaron que no insisten en lo del distanciamiento social puesto que “no hay tiempo que perder para trabajar”.
Sin embargo, otros conductores relataron que cuando recordaban la separación entre pasajeros, la respuesta, en la mayoría de los casos, fue contraria a lo esperado.
“Es muy complicado trabajar así. La gente no quiere colaborar; uno entiende que esta cuarentena nos ha cambiado la vida y lo peor es que todavía no sabemos si para bien”, reflexionó el conductor de un bus que aguardaba por el acceso de los usuarios en la parada de Punta de Mulatos.
Transporte público en La Guaira
Tampoco se observó a los agentes policiales y militares en las alcabalas detener a las unidades de transporte público para subrayar la importancia de la separación entre las personas a bordo.
Sin flota alternativa
Usuarios, como el maestro jubilado Rubén José Suárez, creen que el distanciamiento social es difícil de acatar por la merma progresiva de unidades en la región. “El gobierno sabe eso y no pone una flota de esos rojitos Yutong para paliar esta situación”, manifestó.
En las paradas de mayor concentración en Maiquetía y Catia La Mar, los pasajeros atribuyeron la poca circulación de buses a los obstáculos para surtir gasoil y gasolina, además de las dificultades para conseguir repuestos.
Transporte público en La Guaira
“Si tenemos pocas unidades de transporte público, además de que no hay gasoil ni gasolina suficiente, entonces es casi imposible que no haya este amontonamiento de pasajeros”, opinó Pedro Limardo, agricultor de Carayaca que se desplazó hasta Maiquetía para adquirir los víveres de su familia.
En este sentido, el secretario de la Cámara de Transporte Público de la entidad, Nerio Rincón, precisó que de un total de 350 colectores de la ruta principal entre Catia La Mar y Caraballeda, solo 30 han podido equipar sus tanques de gasoil en los últimos días.
Nadie va parado para Caracas
En contraste con lo que ocurre con el transporte público local, un chequeo por la ruta suburbana Caracas-La Guaira evidencia que los buses y camionetas parten hacia la capital sin usuarios en exceso y tras verificar el uso de las mascarillas.
“Aquí eso se cumple. Nadie va parado para Caracas, además de que es un peligro cuando se circula por la autopista Caracas-La Guaira”, aseguró Tello García, fiscal del terminal de pasajeros ubicado en el sector La Zorra, en Catia La Mar.
En otras paradas de esta ruta, en La Guaira y Caraballeda, respectivamente, hubo coincidencia en la medida de no permitir pasajeros de pie en los pasillos de las diferentes unidades hacia Caracas.
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