La crisis en el fútbol venezolano empeoró con la llegada de la pandemia. Muchos clubes de la primera división tienen grandes deudas con sus jugadores. Lala FC no escapa de esta realidad, pues sus atletas solo han cobrado dos meses de su salario en 2020.
La precaria situación ha llevado a estos deportistas a emprender oficios alejados de la actividad que tanto aman. Algunos se han dedicado a vender queso, pescado o hacer delivery, otros más arriesgados van al sur de Bolívar para ganarse la vida en el temido mundo de la minería.
El portal Idioma FutVe conversó con algunos de estos futbolistas para indagar cómo se ganan la vida ante la falta de pago de su club en medio de la cuarentena.
El fútbol venezolano está detenido desde marzo debido a la pandemia. Aunque afectó a todos los equipos, a algunos les fue peor. La situación en Lala FC es crítica.
“He hecho de todo un poquito”
La llegada de una bebé le cambió la vida a Yuxer Requena. Por ello no se pudo quedar de brazos cruzados ante los retrasos en los pagos en Lala.
El decreto de cuarentena le puso más cuesta arriba el panorama, pero no ha sido impedimento para tratar de salir adelante.
“He hecho de todo un poquito”, así resume cuando se le pregunta cómo ha podido subsistir en todos estos meses.
Al principio hizo transporte o carreras de taxi en su carro. Pero con la escasez de gasolina en Puerto Ordaz tuvo que parar.
En la ciudad el combustible quedó solo para los sectores priorizados o a esperar el día de su placa de vehículo para surtir en la semana de “flexibilización”. Por supuesto siempre y cuando hiciera por los menos unas 48 horas de cola y ni eso le garantizaba poder contar con el preciado líquido.
Requena agradece a familiares y amigos que le han tendido la mano y lo han ayudado en la difícil situación que atraviesa.
Tras quedarse sin poder hacer transporte, Requena se las ingenió para ganar dinero. Comenzó a hacer rifas de tortas, ropa y hasta de dólares en efectivo para tener dinero.
En alguna ocasión hizo trueque para poder obtener lo que necesita. “Cada día me levanto pensando cómo voy a hacer para ganar dinero”, soltó con un hilo de esperanza.
Asegura que hay compañeros que atraviesan situaciones peores a la que él vive. En la actualidad ya no entrena. “Hay desanimo”, cierra.
“Vendo pollo o sardina en el mercado”
Salir a vender comida fue lo que le quedó a otro jugador de Lala ante los retrasos en los pagos de la directiva.
Él no se quiso identificar por miedo a represalias si en algún momento llega a aparecer el dinero para pagar los sueldos.
El tener un hijo lo hizo salir a trabajar en el mercado de Chirica para poder comer. “Me ha tocado vivir una situación triste y complicada”, asegura.
“Me ha tocado vender pollo en el mercado de Chirica, sino sardina y no me da pena decirlo, porque con eso llevo un sustento a mi hijo”, agregó.
Chirica es uno de los mercados municipales que hay en San Félix, pero debido a un reordenamiento que hizo el alcalde los vendedores ambulantes ya no pueden estar en los alrededores.
Esto lo hizo mudarse al mercado municipal de San Félix. “Cuando se me acaba el pollo y hay que esperar dos días para que traigan más, vendo sardina, yuca, chino (…)”, apunta.
Incluso cuando aún entrenaba a principio de año también le trabajaba a unos comerciantes asiáticos descargando mercancía, ya que no le habían pagado.
Cuando le llegó el dinero de la Conmebol no pudo guardar nada. “Ya ese dinero todo lo debía”, soltó. Calificó a los directivos como unos irresponsables al no responder a las deudas que tienen con el plantel.
Emprender ante la necesidad
Jair Rojas fue otro de los jugadores que tuvo que “reinventarse” como él mismo lo calificó para poder generar ingresos.
Al igual que Yuxer, se convirtió en padre, lo que hizo que tuviera que esforzarse más aún. Confesó que durante el primer mes se mantuvo esperando a ver si “pagaban algo”.
Al ver que el panorama no mejoraba y sus pocos ahorros se le acababan decidió vender su carro. Ese dinero lo invirtió en comprar insumos para montar su propio negocio junto a su hermana.
“Tenía la esperanza de que íbamos a cobrar, porque nos decían que esperaban un patrocinador o un comprador y nada”, confiesa.
“Me dedico a vender queso, pasteles, tequeños, eso fue un plan que se le ocurrió a mi hermana y hacemos eso”, contó el hijo del entrenador Del Valle Rojas.
Los productos que vende los entrega con una bicicleta que compró, ya que con ella hace el delivery. La escasez de gasolina y los limitados horarios de circulación vehicular le impedían hacerlo de otra forma.
“Para mí era importante hacer algo, nació mi hijo y necesitaba mantenerlo”, dijo. Eso sí admite que la ganancia no es mucha y solo puede comprar lo más básico de comida.
Cuando la situación se vuelve complicada se frustra, sobre todo porque sabe que hay un dinero que le deben, pero con el que no puede contar. Además de la venta de comida, también ha revendido algunos productos.
“Todavía Lala no ha dicho nada del dinero, seguimos a la expectativa”, indicó. Confesó que solo entrena tres veces por semana para tratar de mantenerse en forma.
“Es inhumano”
Otro de los jugadores que tuvo que salir a trabajar en otro mundo que no fue el fútbol, es el portero Héctor Rodríguez.
“Tuve que ponerme a vender líneas telefónicas y hacer delivery en una bicicleta para aportar en mi casa”, relata el jugador, que a diferencia de sus compañeros no tiene hijos. Sin embargo, le toca aportar a los gastos de su hogar.
En algún momento pensó que el dueño o los directivos de Lala les iban a pagar, pero pasó el tiempo y nada, por lo que se tuvo que poner a trabajar.
“Lo que ha hecho el equipo ha sido terrible, no ha dado nada, es inhumano. Gracias a Conmebol fue que nos dieron un poco de dinero y respiramos”, agregó.
Trabajando en lo que salga
“Me ha tocado salir a trabajar en construcción unos días, en una panadería otros”, así contó otro de los jugadores de Lala sobre cómo ha podido vivir en estos meses.
Por miedo no se identificó, sobre todo porque tiene un hijo al que debe mantener. Por eso salió a trabajar en lo que saliera con tal de tener dinero.
Con lo que se ganó decidió comenzar su propio negocio en el lugar en el que vive. No puede ofrecer delivery por la escasez de la gasolina.
“Los dos meses de sueldo que nos dieron nos ayudó a aliviar un poco, porque los sueldo no son tan altos”, recordó. A pesar de tener cierta experiencia en el fútbol venezolano nunca le había tocado vivir una situación similar.
De Lala a las minas
Otros jugadores de Lala decidieron arriesgarse un poco más e irse al sur del estado Bolívar a trabajar en las minas de oro.
Sus compañeros por respeto no dieron a conocer sus nombres. Son pocas las cosas que saben de ellos. Allí la cobertura telefónica no existe, salvo cuando van al “pueblo” y tampoco es garantía.
En los últimos años se ha dado un “boom” en el estado Bolívar en la proliferación de minas para la extracción del oro. Eso también aumentó la violencia en la zona, así como el contagio de enfermedades como el dengue y el paludismo.
A pesar de todo ello y al verse sin alternativa, varios jugadores se fueron a trabajar como mineros artesanales.
Con información de Idioma Futve
5 jugadores de Lala FC contaron lo que han tenido que hacer para ganar dinero. Desde vender quesos, hacer rifas, ser un vendedor informal en un mercado hasta irse a las peligrosas minas de oro en Bolívar. Aquí sus testimonios https://t.co/eKcRtMu0Fh
— Fabiana Dos Reis (@Fabiana2Reis) August 20, 2020
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