El arzobispo de Quito y primado de Ecuador, monseñor Alfredo José Espinoza, pedirá en su sermón navideño que «no dejen de sonar las campanas» en este año de pandemia, cuyo impacto cifra para su curia en cerca de medio millón de dólares.
Daniela Brik / EFE
«El impacto económico de este año de pandemia cambió la vida de las parroquias. Para la Arquidiócesis de Quito rodea el medio millón de dólares», reveló a Efe en una entrevista el máximo responsable de la Iglesia católica en la capital de ecuatoriana.
Pese a que al inicio de la pandemia Guayaquil fue la ciudad más golpeada, al convertirse en escenario de una crisis por la acumulación de cadáveres, Quito es desde agosto la urbe que más casos reúne, cerca de 68.000 frente a los más de 18.500 de aquella.
DURO IMPACTO EN LA IGLESIA
La covid-19 no solo ha tenido consecuencias económicas y sociales, sino también humanas y la Iglesia no ha sido excepción.
«El impacto ha sido muy duro, tenemos 32 sacerdotes de la Arquidiócesis contagiados, uno falleció, tres o cuatro que estuvieron delicados salieron. Fallecieron tres religiosos y muchas religiosas se han contagiado», resume.
Aunque la Iglesia ecuatoriana no interrumpió su labor en ningún momento, llegando en la primera etapa de confinamiento a repartir más de 20.000 raciones de alimento, la falta de fondos para las parroquias ha perjudicado su labor.
Pese a ello, Espinoza explica que los arriendos de locales y otros fondos, han permitido que continúe en pie la actividad y que el seminario, hogar de 50 seminaristas, funcione desde octubre con normalidad.
También se han sumado donaciones como las recibidas esta misma semana de 25.000 mascarillas y «serán distribuidas en todas las parroquias de la Arquidiócesis».
Pero más allá de la situación de la Iglesia, habla del impacto que la pandemia ha tenido en la población, en el trabajo: «Se nota una pobreza muy grave en nuestra sociedad».
«Lo hemos visto reflejado ahora en Navidad en la informalidad. Tu llegas al centro de Quito y es impresionante la presencia de informales y de vendedores, fruto de una situación de pobreza», comentó y puso como ejemplo de grupo especialmente vulnerable a los migrantes venezolanos.
Las ayudas con kits alimentarios, medicinas y suministros higiénicos a estos colectivos son «una gota dentro de este mar de necesidades», abunda el arzobispo, «pero la Iglesia no ha sido indiferente».
La situación también ha modificado el trabajo de los voluntarios, que antaño solían ser adultos mayores, cuya posta ha sido tomada por nuevos equipos de voluntariado conformados por jóvenes, indica.
«Cáritas Quito se está moviendo con las parroquias, se ha notado mucha solidaridad de la gente», recalca el prelado y entre esas actividades figura un reciente teletón de Navidad que pedía donativos directamente para las parroquias.
NUEVOS PROTOCOLOS
En el cargo desde mayo de 2019, Espinoza oficiará la Misa del Gallo en la catedral quiteña a las 19:00 horas, debido al estado de excepción y toque de queda decretado por las autoridades el lunes, tras conocerse la última mutación del SARS-CoV-2 en Reino Unido.
Su mensaje girará en torno al tradicional villancico de «Campana sobre Campana», que rescata como alegoría y fuente de esperanza.
«Las campanas no deben dejar de sonar porque nos anuncian precisamente lo que dice el villancico, que está un niño en la cuna, el salvador y el nacimiento de Jesús es la fuente de esperanza», subraya.
A raíz del toque de queda de 15 días que rige en todo el territorio nacional entre las 22:00 y las 4:00, la Iglesia ecuatoriana ha pedido a los sacerdotes adelantar las misas y reducir la duración de los sermones este 24, pero que en Navidad se multipliquen las homilías.
«Muchas parroquias tendrán misa desde las 5 de la tarde hasta las 8.30 máximo. Misas cortas, sobre todo transmitidas y presenciales, pero con el aforo del 30%», aclaró el arzobispo.
MISAS TEMPRANAS
Ubicada en el centro histórico colonial de Quito, la catedral, que combina los estilos gótico, barroco y neoclásico, podrá albergar aproximadamente a 120 feligreses, que deberán ingresar cumpliendo los protocolos de toma de temperatura e higiene de manos, y colocarse en cada esquina de las bancas.
«Las medidas del Gobierno no están restringiendo nuestras celebraciones, seguimos manteniendo las medidas de bioseguridad», afirma el religioso guayaquileño y explica que desde el mes de octubre se vienen celebrando comuniones y confirmaciones.
Eso sí, esta Nochebuena las ceremonias serán tempraneras.
«Ya no es una Misa del Gallo, sino del pollito», bromea el arzobispo antes de concluir que «el Señor nace, no tiene hora para nacer».
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