La pandemia del coronavirus definitivamente marcará un antes y un después en la sociedad moderna. De repente, casi de un día para el otro, en gran parte del mundo las personas debieron permanecer en sus casas para evitar estar expuestas al virus. Lo que en otro momento era considerado un placer, por estos días es afrontado con impaciencia y nerviosismo.
Un artículo publicado este miércoles por Bloomberg advierte que la pandemia, además de las consecuencias humanitarias y económicas, podría llevar a una alta tasa de divorcios. Algo similar a lo que ocurrió después de la Segunda Guerra Mundial, cuando en Estados Unidos se registró el mayor pico de separaciones. En ese entonces, cuando los soldados regresaban a sus casas, “eran recibidos por sus esposas que se habían acostumbrado a dirigir los hogares”.
En estos tiempo de coronavirus, en cambio, muchas parejas se han reencontrado, pero de una manera forzada. Muchos nunca antes habían compartido tanto tiempo juntos, ya sea por horarios de trabajos, actividades, viajes, etc. Ahora, la situación es diferente. El confinamiento los llevó a estar prácticamente las 24 horas juntos, aislados de otras personas, y por tiempo indeterminado.
Se han enfrentado a situaciones como “quién hace qué”. A esa situación se le suma que muchos deben seguir trabajando desde sus hogares, al mismo tiempo que deben velar por el cuidado de los niños, entretenerlos para hacerles llevaderas las interminables horas de cuarentena y, por supuesto, las obligaciones domésticas.
“Una relación igualitaria es ahora uno de los mejores predictores de la satisfacción matrimonial”, explicó Stephanie Coontz, autora de varios libros sobre matrimonio y género. Si bien las sociedades cada vez trabajan más en busca de esa “relación igualitaria”, en Estados Unidos sólo el 30% de las parejas aseguran tener una participación casi igualitaria en lo que se refiere al cuidado de los niños y las tareas domésticas, de acuerdo con la investigación de Daniel Carlson y otros. Para el resto, en cambio, la división del trabajo doméstico es algo que ocurre más en la teoría que en la práctica.
Tal vez lo peor de una pelea o una fuerte discusión en estos tiempos, es que las parejas deben permanecer conviviendo bajo el mismo techo ya que no pueden violar el confinamiento. Por ese motivo, según explica Coontz, una de las “válvulas de escape” que utilizan las parejas es ayudarse mutuamente para disminuir el conflicto y así preservar el matrimonio.
También están los problemas financieros que históricamente han sido motivo de ruptura. Las autoridades internacionales todavía no logran tomar dimensión de los efectos económicos que tendrá el coronavirus. En Estados Unidos 6,6 millones de personas solicitaron beneficios de desempleo a principios de este mes, lo que eleva el total a 16,8 millones de solicitudes. A esas cifras se le agregan aquellas personas que aún tienen trabajo pero que les cuesta llegar a fin de mes.
“Esta tensión podría acercar a los cónyuges y a las familias, o podría revelar fisuras que ya estaban allí”, señala el artículo. En China, por ejemplo, varias ciudades informaron de un número récord de solicitudes de divorcio a principios de marzo, con largos retrasos en las oficinas gubernamentales. El New York Post, por su parte, informó que algunos abogados de divorcios se han visto inundados de llamadas, especialmente de clientes acaudalados.
No todo es negativo del confinamiento, ya que los especialistas sostienen que durante el tiempo de convivencia las parejas aprenden nuevas cosas sobre el otro o se les recuerda las mejores cosas de sus cónyuges.
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Los abogados contactados por el medio norteamericano coincidieron en que habrá un aumento en las solicitudes de divorcio después de que las cosas vuelvan a un estado más normal. Sin embargo, también advirtieron -y aconsejaron- que que la decisión de divorciarse no debe ser impulsiva, especialmente en medio de la incertidumbre financiera y social que la pandemia provocado.
Además, otro obstáculo es que los tribunales judiciales actualmente se encuentran cerrados, por lo que los procesos de divorcio podrían verse retrasados por varios meses. “Los tribunales de Nueva York están empezando a hacer algunas conferencias a través de Skype, pero podrían pasar meses antes de que se produzca alguna actividad significativa”.
Otro foco de conflicto son los bienes personales, como las casas, a menudo el mayor activo de una pareja. Las ventas ya están cayendo, con precios que se espera que caigan a finales de este año y principios del próximo.
“Las cuestiones más cautelares con las que la mayoría de los abogados dicen que están lidiando ahora involucran los arreglos de custodia de los hijos de las parejas divorciadas o en proceso de divorcio”, asegura Bloomberg. Sumado a la custodia, también puede representar “una pesadilla” la logística de cómo transportar a los niños entre los hogares.
“El consejo universal de los abogados es claro: aunque los jueces no puedan hacer mucho para hacer cumplir las órdenes de custodia de los niños ahora, más adelante no mirarán con buenos ojos a los padres que actuaron de manera irrazonable”, concluye el artículo.
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