La líder de la oposición venezolana María Corina Machado, favorita en las encuestas pero inhabilitada para cargos públicos, insiste contra todo pronóstico en enfrentar al presidente Nicolás Maduro en las elecciones del 28 de julio. «Yo soy el plan A», insiste en una entrevista con la AFP.
«Siempre luchamos por el plan A. El plan A soy yo», afirma antes de un acto en San Antonio de Los Altos, vecina a Caracas. «Lo que pasa es que uno siempre lucha por el plan A».
El plan B o C no existe en su discurso: se niega a decir a qué candidato apoyará en última instancia, es críptica sobre el tema.
«Que sea Maduro quien decida a quién él acepta como contendor, eso no existe», señala enfática.
Cientos de personas se reunieron en una pequeña calle para escuchar a Machado, que arrasó las primarias de la oposición celebradas en octubre pasado con más del 90% de los votos.
«Pongo mi vida en sus manos», dice a seguidores que la vitorean, sin mencionar los bloqueos electorales que enfrenta la oposición, mucho menos las fracturas internas.
«Hacemos posible lo imposible»
Inelegible por una sanción impuesta por la Contraloría, de línea chavista, Machado había designado a la académica Corina Yoris, para reemplazarla, pero no pudo ser inscrita por razones desconocidas. La coalición entonces registró a un candidato «provisional», Edmundo González Urrutia, con la idea de cambiarlo antes de la votación.
Machado se aferra a la esperanza de estar en la boleta electoral o al menos tener a alguien de su confianza. El gobierno ha descartado la posibilidad de introducir un nombre distinto a los 13 candidatos inscritos.
«Tenemos hasta 10 días antes de las elecciones para sustituir una candidatura», afirma, confiada en «avanzar y mantener esta negociación en los días por venir» para «que pueda haber una candidatura que tenga el apoyo de todas las fuerzas unitarias».
«Si algo yo he aprendido es que en Venezuela hacemos posible lo imposible», dice en relación a las «primarias extraordinarias» de octubre. «Me decían que era imposible hacer primarias, que el país se movilizara, entusiasmar en un gran movimiento social a una Venezuela que se veía apagada, triste, desconfiada de la política».
«Hay desconfianza»
Machado evita hablar sobre la candidatura de Manuel Rosales, rival del fallecido Hugo Chávez en 2006 y cuestionado por sectores de la oposición de actuar en defensa de los intereses de Maduro, algo que él niega rotundamente.
«Es un hecho público y notorio» que en la oposición «hay desconfianza», dijo, sin mencionar su nombre.
Descarta, no obstante, cualquier idea de un boicot como en 2018, cuando Maduro fue reelegido.
«La abstención la quieren ellos. La abstención la quiere imponer el régimen con miedo, con candidaturas que no son legítimas o que no tengan el apoyo de la sociedad venezolana. Ellos son los que quieren provocar la división», señala Machado que asegura tener 80% de respaldo.
«Unas elecciones en las que (…) el régimen impone al candidato no son obviamente unas elecciones limpias y libres. O inclinamos la cabeza o luchamos por nuestros derechos, por la justicia. Tenemos tiempo, el pueblo está decidido, los venezolanos quieren votar».
«Tengo confianza en el pueblo, no en el CNE. Hemos visto toda la arbitrariedad del sistema electoral. Estamos ante un proceso lleno de obstáculos. ¿Cómo superar los obstáculos? Con organización, fuerza ciudadana, capacitación, preparación, entusiasmo y coraje», señala.
«Amenazas brutales»
Machado denuncia persecución. Siete miembros de su equipo de campaña han sido detenidos, acusados de conspiración, sumándose a los 269 «presos políticos» contabilizados por la ONG Foro Penal.
Otros seis colaboradores, con órdenes de arresto, se refugiaron en la residencia de la embajada de Argentina.
«Las amenazas son brutales contra mí, contra mi entorno, hasta mi familia», sostiene. «Pero esto es hasta el final».
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