Estados Unidos condenó este martes el último lanzamiento, horas antes, de un misil balístico de alcance intermedio por parte de Corea del Norte. Desde el Departamento de Estado, un vocero declaró que estos episodios, cada vez más frecuentes, “suponen una amenaza para los vecinos de la República Popular Democrática de Corea (nombre oficial del país) y socavan la seguridad regional”.
A su repudio se sumó también la Unión Europea que, además, pidió al régimen de Kim Jong-un que “ponga fin a todas las acciones ilegales que amenacen la paz y la seguridad regionales e internacionales”. Ello, indicaron desde el Servicio de Acción Exterior en un comunicado, incluye que el país deponga de forma completa, verificable e irreversible sus armas nucleares y misiles balísticos, tal como lo establecen las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
También, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania manifestó “enérgicamente” su rechazo hacia el “lanzamiento ilegal” e instó a Pyongyang a entablar negociaciones con Seúl y Washington para desmantelar sus programas nuclear y de misiles.
Durante la madrugada del martes, el Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur advirtió por el lanzamiento de un proyectil desde una zona cercana a Pyongyang, en lo que fue el primero de estos episodios desde el 18 de marzo, cuando Kim supervisó un simulacro de fuego real de sistemas de artillería diseñados para apuntar a la capital del país vecino. Asimismo, se trata de la décima prueba de armas de destrucción masiva en lo que va del año, tras finalizar un 2023 con un récord de estas prácticas.
Si bien la guardia costera japonesa informó momentos más tarde que el misil había aterrizado en las aguas del mar de Japón (o mar del Este), a unos 600 kilómetros de la costa, sin provocar daños, igualmente se activó el sistema de alerta en toda la región, obligando a los buques a patrullar el perímetro y descartar cualquier riesgo.
Asimismo, en respuesta a estos intentos de intimidación, Seúl, Tokio y Washington realizaron una serie de maniobras aéreas conjuntas en un área al sureste de la isla surcoreana de Jeju. En estos ejercicios participaron dos bombarderos estratégicos B-52 estadounidenses, con capacidad para portar y lanzar armas nucleares, además de cazas F-16 también de Estados Unidos, F-15 surcoreanos y F-2 nipones.
En un comunicado conjunto, las fuerzas aliadas informaron que “en el futuro, la República de Corea (nombre oficial de Corea del Sur), Estados Unidos y Japón seguirán realizando entrenamientos trilaterales apoyados sobre la base de una estrecha cooperación”, cuyo fin es “anular la amenaza que supone Corea del Norte, respondiendo a ella de manera conjunta”.
En el último año, las naciones han estrechado su cooperación militar tras ver con preocupación el fortalecimiento de Pyongyang en la materia junto con su acercamiento a Rusia, de quien se cree que obtiene conocimiento y tecnología de vanguardia a cambio de armamento que Moscú necesita con urgencia para su guerra en Ucrania.
Inclusive, la semana pasada, Pyongyang envió a Rusia a una comitiva que buscó acelerar el cumplimiento de los acuerdos que los líderes alcanzaron el pasado septiembre.
“La delegación estará en Moscú durante varios días. Lo importante para nosotros es comprobar el cumplimiento de las decisiones que se tomaron durante la reunión intergubernamental en Pyongyang”, dijo el ministro de Relaciones Económicas Externas, Yun Jong-ho, quien destacó, a su vez, que las relaciones ruso-norcoreanas están en un “momento crucial” bajo la “atenta mirada” de Kim y Putin.
(Con información de AFP y EFE)
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