Con la que será su primera visita bilateral a América Latina en siete años como presidente de Francia, Emmanuel Macron, busca a partir de este martes 26 en Brasil, «dar una prueba de amor» a una región por la que solo se ha interesado de forma esporádica, como con la crisis en Venezuela.
«El último plato es siempre el mejor, porque es el postre (…) Hay que dar pruebas de amor haciendo visitas de Estado como la de Macron», dice a EFE la franco-dominicana Eléonore Caroit, diputada de los electores franceses residentes en Latinoamérica.
La última visita de un jefe de Estado francés a Brasil fue la del socialista François Hollande hace 11 años, en 2013. Desde entonces, la relación entre ambos países ha pasado por momentos delicados.
Por eso este viaje de tres tiene «un significado simbólico muy fuerte» pues busca enterrar «el período de enfriamiento» que se dio por terminado con la vuelta al poder de Luiz Inácio Lula da Silva en enero de 2023.
Aunque la sintonía entre Macron y Lula es evidente, tanto en lo personal como en asuntos globales -coinciden en promover una reforma de las instituciones internacionales-, hay asuntos clave que los separan: La postura de equidistancia de Brasil en la invasión rusa de Ucrania, las acusaciones del líder brasileño a Israel en la guerra contra Hamás y el estancamiento del acuerdo entre la UE y el Mercosur.
Otro asunto que seguramente estará encima de la mesa será Venezuela y las garantías para que haya elecciones libres en julio, según el profesor de ciencias políticas de Sciences Po, Gaspard Estrada, ya que es «uno de los pocos temas latinoamericanos que Macron ha seguido durante su mandato».
En noviembre de 2022, el presidente francés apadrinó en París una mesa de diálogo entre oposición y régimen venezolanos con vistas a retomar las negociaciones, sin muchos resultados.
Estrada indica a EFE que el interés de que se cierre un acuerdo de libre comercio UE-Mercosur es más estratégico que económico, pues Brasilia no quiere verse en medio de la rivalidad entre Washington y Pekín. No obstante, ciertas actitudes de países de la UE, con Francia a la cabeza, crean tensiones en el bloque sudamericano.
«Esta voluntad de la UE de dar lecciones de respeto al medio ambiente no genera una percepción favorable para un acuerdo», subraya el francomexicano.
Antes del desplazamiento de Macron, El Elíseo ha vuelto a esgrimir razones de protección de medio ambiente para paralizar el pacto entre los dos bloques, evitando citar la presión interna de parte de los agricultores franceses, que se levantaron a finales de enero en contra de cualquier acuerdo comercial.
«El principal desafío de Lula no es aumentar su ambición (contra la deforestación), es prolongar a largo plazo esa protección, porque ¿qué ocurre si mañana llega al poder otro populista, un nuevo Bolsonaro?», explican fuentes de la Jefatura de Estado. EFE
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