El régimen de Irán condenó a tres años y once meses de prisión a la activista, escritora y poeta iraní Sepideh Rashno tras un largo proceso judicial abierto tras enfrentarse a una mujer que le reprochó en un autobús el no llevar puesto el hiyab o velo islámico.
Rashno dio a conocer la noticia a través de sus redes sociales y explicó que debe presentarse en los próximos días en la prisión de Evin, donde están recluidos muchos presos políticos y de conciencia. Asimismo, denunció que el régimen islámico le prohibió salir del país.
La causa judicial se inició en julio de 2022, cuando Rashno se enfrentó a una mujer que colaboraba con la Policía de la Moral y que le recriminó su forma de vestir en un autobús de Teherán. Los demás pasajeros apoyaron a Rashno y expulsaron a la agente del vehículo.
Sin embargo, Rashno fue arrestada dos días después y obligada a pedir perdón a la mujer en la televisión estatal, donde se la vio con marcas de golpes en la cara. Fue liberada bajo fianza en junio de 2023 y acusada de “propaganda” y “fomento de la promiscuidad”.
La condena inicial fue de tres años y siete meses de cárcel, pero se le añadieron cuatro meses más por haber criticado su expulsión de la universidad y se le impuso una multa de 15 millones de riales (331 euros) por acudir a un tribunal sin el hiyab.
Rashno es una de las muchas mujeres iraníes que se han rebelado contra la obligatoriedad del velo islámico, que se impuso tras la Revolución Islámica de 1979 y que es considerado un símbolo de opresión por parte de los sectores más laicos y progresistas de la sociedad.
La campaña “Mi hiyab, mi elección” ha animado a muchas mujeres iraníes a quitarse el velo en público y a compartir sus fotos en las redes sociales, desafiando las leyes que castigan con multas, azotes o incluso prisión a las que no lo usan.
Otro caso emblemático de esta lucha es el de Mahsa Amini, una joven de 22 años que fue arrestada y torturada por la Patrulla de Orientación en septiembre de 2022 por supuestamente no usar el hiyab de acuerdo con las normas impuestas por el régimen.
Mientras estuvo bajo custodia policial, sus familiares indicaron que fue brutalmente golpeada en la cabeza.
Amini murió el 16 de septiembre de 2022 en un hospital de Teherán, donde estuvo dos días en coma. Oficialmente, las autoridades afirmaron que sufrió un infarto, pero los exámenes médicos filtrados sugieren que sufrió una hemorragia cerebral o un derrame cerebral debido a las lesiones en la cabeza.
La muerte de Amini desató la indignación y la solidaridad de miles de personas, que salieron a las calles a protestar contra la violencia y la injusticia del régimen. Algunas manifestantes se quitaron el hiyab o se lo cortaron públicamente como acto de protesta.
Según la organización Human Rights Watch, el régimen iraní ha intensificado su represión contra las defensoras de los derechos de las mujeres, especialmente las que se oponen al hiyab obligatorio, y ha arrestado, interrogado, procesado y encarcelado a decenas de ellas en los últimos años.
La muerte de Amini ha suscitado una amplia condena internacional, mientras que Irán ha culpado a “matones” vinculados a “enemigos extranjeros” de provocar disturbios.
Teherán acursó a Estados Unidos y a algunos países europeos de utilizar las manifestaciones para intentar desestabilizar a la República Islámica.
Con información de Europa Press y AFP
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