Por segunda ocasión consecutiva fracasó el procedimiento de desalojo que pretendía adelantar la Sociedad de Activos Especiales, en compañía de la Policía, en la mansión de Pablo Escobar en Medellín, vivienda que aún habitan familiares del extinto capo.
SEMANA conoció que, aunque ya estaba todo listo para realizar el procedimiento este miércoles, las autoridades debieron frenar el desalojo por una tutela interpuesta por Víctor Orfenio Moreno Parra, quien actúa como agente oficioso de Joseph Escobar Escarriaga, sobrino de Pablo Escobar e hijo de Roberto, alias Osito, hermano del reconocido narcotraficante.
Una fuente le confirmó a SEMANA que la familia alega que Joseph Escobar, de 22 años, se encuentra enfermo, por lo que no se podría adelantar aún el desalojo. No obstante, la SAE espera que esta situación sea resuelta por la justicia en los próximos 15 días.
Sobre la mansión
El inmueble está ubicado en el exclusivo sector de La Asomadera y avaluada preliminarmente en 12 mil millones de pesos. Al parecer, el capo la habría puesto a nombre de sus testaferros; cuando murió, varias personas reclamaron el predio.
Los investigadores sospechan que esta situación fue aprovechada por Roberto de Jesús Escobar Gaviria, hermano del delincuente y conocido con el alias de Osito, para mantener el dominio sobre la vivienda.
“Los elementos de prueba indican que lo ha ocupado de manera ininterrumpida, ha promovido varias mejoras y adecuaciones”, detalló el ente de acusación tras la toma de la residencia este 19 de octubre.
Se conoció que este sujeto habría hecho maniobras para que en los registros públicos figurara como propietaria una mujer, cuya identidad se desconoce. La Sociedad de Activos Especiales (SAE) será la encargada de administrar esta propiedad que, de momento, fue afectada con medidas cautelares mientras avanza el proceso de investigación.
La disputa familiar
Una parte de esta propiedad fue demolida por las autoridades y destapó una pelea a muerte que libran dos de los parientes que fueron más cercanos al capo: un hermano y un sobrino se enfrentan, por una parte, de su herencia para exponerla al mundo.
En un lado está Roberto, alias Osito, el mayor de la familia Escobar Gaviria. Él se ganó la confianza de Pablo para acompañarlo en sus actividades. Cuando pagó sus deudas con la justicia, construyó irregularmente una galería para arrumar los objetos que tienen el sello del narco y contar, desde sus vivencias, cómo fue su paso por la Tierra a cambio de dinero.
En ese negocio lo escoltó su hijo, Nicolás Escobar. Ambos acomodaron en ese sitio, ubicado en el exclusivo sector de Las Palmas, algunos elementos que tuvieron un valor especial para el jefe del Cartel de Medellín. Hasta junio de 2018, el proyecto adquirió fama y reunió a cientos de extranjeros que viajaron a Colombia para escuchar los relatos.
Por ese mismo tiempo, Roberto calificó a la madre de su primogénito como “puta” y estalló la relación: “Hasta hoy sos mi padre”, le alegó el hombre. De inmediato abandonó el museo y montó su propia versión, aunque con objetos no originales. Cuando intentó retornar al lugar que quedó en manos de su padre, los empleados de él le informaron que no lo hiciera porque estaba sentenciado a muerte. Al parecer, el Osito “les dio la orden a sus trabajadores de que, si yo volvía a ingresar, me mataran”.
Desde entonces, supuestamente, las intimidaciones no han parado e incrementan cuando Nicolás reclama los objetos que, siendo niño, usó frente a su tío para instalarlos en su propio negocio: “Si es tan berraco ingrese y quítemelas”, le habría dicho el Osito.
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