Después de la instalación del régimen chavista en Venezuela, las dudas sobre la legalidad y transparencia de los comicios en el país han sido una constante. Las denuncias sobre inconsistencias en el registro electoral o el voto electrónico, la falta de garantías y manipulaciones de todo tipo han sido recurrentes por parte de la oposición en cada una de las convocatorias a las urnas.
Por Mariano Martínez / Infobae
La persecución desatada por la “lista Tascón”, la designación de fichas claramente vinculadas al chavismo dentro del Consejo Nacional Electoral (CNE), la parcialidad de las Fuerzas Armadas y el evidente abuso de los fondos públicos para las campañas crearon el escenario ideal para que se instalaran distintos fantasmas en la sociedad que favorecen al chavismo en su incesante obsesión por mantenerse en el Poder.
“Para ganar en 2024, Maduro necesita al menos tres acciones: tener control electoral – que evidentemente lo garantiza, especialmente con la designación del nuevo Consejo Nacional Electoral- generar abstención y generar dispersión del voto opositor o del voto que va en contra”, explicó a Infobae el director de Votoscopio.com, Eugenio Martínez.
Aunque el régimen se ha valido de muchos otros recursos para garantizar su permanencia en el Palacio de Miraflores, “rebanar a la oposición” a través de estas acciones ha sido una de sus estrategias más usadas en cada proceso que se ha convocado hasta ahora.
Control electoral
La imparcialidad de los organismos electorales forma parte del conjunto de garantías implícitas en el juego de la democracia, ya que otorga a los ciudadanos la certeza de que su decisión en cada proceso será respetada. Sin embargo, en Venezuela se ha hecho cada vez más evidente cómo la mayoría de los funcionarios que se encargan de la organización de los comicios tienen vínculos con el chavismo, dando pie de esta forma a todo tipo de dudas sobre la gestión.
Jorge Rodríguez, actual jefe del Parlamento venezolano y uno de los principales líderes del chavismo es el ejemplo más claro de este manejo irregular de la institución. Meses después de salida del CNE en 2006 se convirtió en vicepresidente de la República y uno de los hombres más cercanos al entonces presidente Hugo Chávez.
La sucesora de Rodríguez, Tibisay Lucena, también tuvo como destino un puesto en la administración de Maduro después de su salida del CNE: ministra de Educación Universitaria.
Un caso similar se da con el actual presidente del organismo, Elvis Amoroso, quien formó parte de varios partidos políticos afectos al chavismo, fue diputado en representación del este sector del país y se desempeñó como contralor general de la república.
Para Martínez, también destacado periodista de la fuente electoral en Venezuela, el control que ejerce el chavismo sobre el CNE no funciona solo como un “espanta votos” de los ciudadanos desconfiados, sino también como recurso para la toma de decisiones que favorezcan al régimen.
“Cuando el chavismo dominaba en pleno el Parlamento en el año 2010, aprobó una nueva Ley Electoral en donde eliminó la mayoría de los plazos legales que existían y se le deja al Consejo Nacional Electoral discrecionalidad absoluta para definir cuándo es la elección, qué día se hace, en qué mes del año se hace y temas más operativos como cuánto tiempo dura un operativo especial de actualización del registro o cómo se hace ese operativo especial de actualización del registro”, precisó.
Abstención
Si ya la politización del CNE conforma un elemento que ahuyenta a un grupo de electores por desconfiar de la transparencia de los comicios, la tarea para el régimen está adelantada. Todo elemento que reste participación a la oposición en Venezuela es favorable a la dictadura cada vez más debilitada de apoyo popular.
Sobre el tema, el director de Votoscopio.com señaló que los debates sobre asuntos como “el fraude”, la “falta de condiciones” y “la imposibilidad de actualizar el registro Electoral” para gran parte de los venezolanos forman parte de este formato.
Una revisión minuciosa del registro electoral ha sido uno de los reclamos más constantes de la oposición a Maduro durante los últimos años, porque según algunas estimaciones, hoy en día “necesitan actualizar sus datos en el registro electoral cuatro millones de personas que están fuera de Venezuela. Necesitan inscribirse dentro del registro electoral al menos dos millones de electores y necesitan actualizar sus datos, es decir, necesitan actualizar su lugar de votación, al menos otros dos millones de personas dentro de Venezuela”.
Dispersión del voto
Así como el control del CNE por parte del chavismo favorece a la abstención, ahuyentando votantes disidentes, la ausencia de la oposición en las urnas forma parte del tercer eslabón de la cadena: la dispersión de voto.
Si un grupo de opositores deja de acudir a las urnas porque la neutralidad del Consejo Nacional Electoral esta en entre dicho y otro grupo, también disidente, no puede votar porque sus datos no fueron actualizados en el padrón de electores dos de las tres piezas de este engranaje ya están en marcha, activando a su vez la dispersión de voto.
Esta última rueda tiene, a su vez, un impulso autónomo: los factores de la oposición que no se han alineado con la Plataforma Unitaria.
Para las elecciones de este 2024, además del candidato del chavismo, que no ha sido confirmado por ningún miembro del Partido Socialista Unidos de Venezuela ni por los propios integrantes del régimen, y la candidata de la Plataforma Unitaria, María Corina Machado, se espera que se inscriban también en forma independiente el comediante y político, Benjamín Rausseo, quien ya participó en la elección presidencial, así como otros “varios candidatos de esa oposición que se ha creado, a la medida del gobierno venezolano después de la intervención de los partidos políticos, el secuestro de las tarjetas y la intervención judicial”.
“Al menos vamos a ver tres o cuatro candidatos en la presidencial del año 2024. ¿Cuál es el problema? El nivel de votación de Maduro en este momento es bastante bajo, pero es sólido”, señaló Martínez. “Podemos decir que el 20% de los venezolanos al día de hoy votaría por Nicolás Maduro. El otro 80% se va a dividir entre los que creen que hay que votar o no, por la abstención que se genera. Y entre la dispersión del voto entre el candidato de la plataforma unitaria, el candidato independiente que es Benjamín Rausseo y el candidato que salga de la Alianza Democrática, que es esa oposición que está más interesada en ser oposición a la Plataforma Unitaria que en ser oposición a Nicolás Maduro”.
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