El argentino Eduardo Francisco Pironio, conocido como el ‘cardenal de los jóvenes’ por ser el impulsor de las jornadas mundiales de la juventud en la Iglesia católica, fue beatificado este sábado en una misa en su país natal.
EFE
La celebración religiosa, realizada a las puertas de la Basílica de Nuestra Señora de Luján, patrona de Argentina, fue presidida por el cardenal español Francisco Vérgez Alzaga, delegado del papa Francisco para la beatificación.
«Hoy es un día de fiesta para toda la Iglesia y para toda la Argentina. Es un día de fiesta también para mi y para todos los que conocieron al cardenal Pironio, hijo de esta tierra», señaló Vérgez, quien entre 1975 y 1998, por 23 años, fue secretario personal del cardenal argentino.
Vérgez afirmó que Pironio fue un «humilde» y «celoso» ministro de la Iglesia, con un «inmenso amor a Cristo que se transformó en amor a los hermanos», tenía «alegría evangélica en las dificultades», «paz interior» y «espíritu de santidad», y «su actividad pastoral y apostólica se manifestó sobre todo en las organización y promoción de los laicos, en particular de los jóvenes».
Pironio fue proclamado beato luego de que el pasado 8 de noviembre el Papa firmara el decreto que reconoce el milagro atribuido a la intercesión del cardenal argentino.
Se trata de la curación sin explicación científica de Juan Manuel Franco, presente en la celebración de este sábado y quien en 2006 tenía 15 meses cuando salió de un cuadro de coma profundo, luego de que sus padres le rezaran a Pironio para que intercediera por el niño.
El cardenal nació el 3 de diciembre de 1920 en la ciudad bonaerense de 9 de Julio y murió el 5 de febrero de 1998 en Roma, pero sus restos fueron trasladados a la basílica de Lujan (70 kilómetros al oeste de Buenos Aires).
Nació en una familia de inmigrantes italianos en Argentina. Completó sus estudios eclesiásticos en el seminario de la archidiócesis de la ciudad bonaerense La Plata y obtuvo la licenciatura en Teología dogmática en la Pontificia Universidad Angelicum de Roma, con estudios posteriores en París.
Ordenado sacerdote el 5 de diciembre de 1943 en la basílica de Luján, fue profesor de Letras, Filosofía y Teología , rector del seminario de Buenos Aires y decano de la facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina.
Primero fue nombrado obispo auxiliar de la archidiócesis de La Plata y, más tarde, obispo de la ciudad bonaerense de Mar del Plata, secretario y luego presidente de la Conferencia Episcopal Latinoamericana.
«Hijo del Concilio Vaticano II y habiendo alcanzado la plenitud de su vocación sacerdotal como obispo, supo hacer cotidianamente el camino de los hombres, asumir sus angustias, interpretarles la historia, abrirles el sentido de las Escrituras, ser para todos un padre, un hermano y un amigo», resaltó el postulador de la causa de beatificación, el sacerdote jesuita Toni Witwer.
En 1975 fue llamado a Roma por Pablo VI como prefecto de la Congregación para los Religiosos y, más tarde, nombrado presidente del Consejo Pontificio para los Laicos por Juan Pablo II.
Witwer resaltó que «el nombre del cardenal Pironio está ligado sobre todo e indisolublemente a los encuentros y las jornadas mundiales de la juventud» de la Iglesia católica.
«Es él quien hace posible esta intuición del papa san Juan Pablo II preparando las jornadas mundiales de la juventud esmeradamente y realizándolas, al punto de ser conocido como el cardenal de los jóvenes», destacó el postulador.
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