Claudia*, de 27, vivía desde hace tres años en el interior de la hasta ahora temida cárcel venezolana de Tocorón, cuando de repente el recinto fue tomado por miles de militares y policías movilizados como parte de un operativo para “poner fin” a la delincuencia organizada que ha venido operando desde esta prisión de Venezuela.
Claudia no es reclusa ni enfrenta proceso alguno ante la justicia, pero vivía allí junto a su esposo, quien fue condenado a privación de libertad por una causa que no quiso especificar por razones de seguridad.
La cárcel de Tocorón, descrita como una “pequeña ciudad» por las familias de los detenidos, era el principal centro de operaciones de la banda criminal Tren de Aragua, que tiene presencia en países de América Latina y que está dedicada al secuestro, la extorsión, homicidios y otros delitos.
«Tocorón se acabó», sentenció el jueves Remigio Ceballos, ministro de Relaciones Interiores de Venezuela, en una rueda de prensa donde detalló que hay cuatro agentes de seguridad detenidos.
“Yo vivía allí adentro”, dijo el miércoles Claudia entre lágrimas, mientras señalaba la puerta de este centro penitenciario, por donde entraban y salían funcionarios sin parar.
Motos, aires acondicionados, ventiladores, bicicletas, televisores y morrales cargados, eran sacados el miércoles por los efectivos, constató VOA.
«¡Mira, graben, se roban nuestras cosas!», gritaban las mujeres enfurecidas.
Varias decenas de mujeres con historias similares estaban junto a Claudia. Todas fueron “desalojadas” cuando comenzó el operativo. Desde entonces, esperaban en la acera para saber de sus familiares, vivos o muertos.
Unas están embarazadas, otras cargaban bebés recién nacidos y muchas con perros pequeños. Un grupo de jovencitas de 15 años también estaba adentro al momento del operativo.
Patricia*, de 24, contó a VOA que vivió siete meses en Tocorón el año pasado, en 2022. Explica que, “se gana más plata (dinero) adentro que afuera”.
-¿Qué hacías para ganar dinero?
-“Vendía dulces junto a mi esposo”, responde. Su marido está detenido desde hace ocho años por cargos de por homicidio.
-¿Y donde dormías todo ese tiempo?
-“Tenía un cuarto (…) de bloques”, donde también funcionaba su comercio, describe.
En Tocorón también había una especie de ranchería, donde algunos detenidos mantenían habitaciones. Y relata: “eso era como un barrio (…) una pequeña ciudad”.
-¿Cómo era la situación adentro?
-“Normal, es un penal normal”, sigue con pausa, sin mencionar ni remotamente el gobierno del Tren de Aragua en el lugar.
Los nombres de los familiares fueron cambiados y algunos detalles reservados u omitidos para preservar sus identidades.
Al rato Patricia continúa: “hay zoológico, no tan grande como los de aquí afuera, pero sí hay animales”. Y hace la lista: cochinillos, aves, un tigre, pantera, gatos. “Animales que agarran en el cerro”, aseguró.
En efecto, vídeos divulgados en las últimas horas en redes sociales muestran el zoológico; con flamingos, monos, ganado, guacamayas, etc.
El ministro Ceballos dijo que «la mayoría de estos animales fueron víctimas del fuego, encendido por los propios privados de libertad». Y detalló que encontraron «municiones, (…) armas largas y los culpables son funcionarios del Estado que se encuentran arrestados ya».
También hay una piscina, una cancha de béisbol, otra de basket, una discoteca, un bar y un parque para niños. Además de un sistema de túneles con salida al Lago de Valencia (estado Carabobo) y máquinas para minar criptomonedas.
Para ingresar con su hija a la cárcel, Patricia cuenta que tenía que pagar 10 dólares a funcionarios en la entrada.
“Los guardias nos quitaban dinero para pasar con nuestros hijos al penal (…) nos quitaban hasta 10 dólares para pasar a niños (…) si ibas semanal tenías que pagar semanal”, relata.
¿Intervención coordinada con banda criminal?
«Tenemos (identificados) a más de 60 individuos pertenecientes a una gran banda criminal que se movía por todas partes del país (…) estamos obteniendo información de alto nivel para las futuras capturas», indicó Ceballos.
Sin embargo, no se informó hasta ahora el estatus de la banda criminal Tren de Aragua ni de Héctor Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”, señalado de ser el cabecilla de esta organización.
El gobierno habló el miércoles de un número no definido de prófugos durante el operativo.
«Hubo un maltrato a los privados (de libertad) por parte de estas bandas criminales, una especie de esclavismo», destacó Ceballos.
Según el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) la “intervención a Tocorón fue conversada con Héctor Guerrero Flores (…) quien se encargó de salir del penal días antes” del procedimiento.
“Asimismo lo hicieron sus más allegados, lugartenientes y luceros, sin informar a la población penal”, se lee en el comunicado de prensa.
El texto indica que “la información fue confirmada por fuentes cercanas a la operación militar, vecinos del centro penitenciario, privados de libertad y familiares de los mismos, quienes a su vez explicaron que muchos de los presos lograron salir a través de túneles y se acantonaron en montañas cercanas a Tocorón”.
“El hecho de que el gobierno haya tomado la prisión de Tocorón (…) no significa el desmantelamiento ni la desarticulación del Tren de Aragua”, aclara Ronna Rísquez, periodista de investigación especializada en crimen organizado, en un video compartido por medios locales.
En la población carcelaria explica existen tres figuras: los cristianos, los bautizados y los malandros. “Los bautizados tienen una corbata roja y son los que solamente le pueden consignar y tocar las cosas a los malandros”, asegura.
“Mi esposo se estaba preparando para bautizarse, se iba a bautizar en noviembre”, sigue esta mujer que hasta este jueves clamaba por información de su paradero.
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