El vertido del agua radiactiva tratada de la accidentada central nuclear de Fukushima al océano Pacífico empezará este jueves, 24 de agosto, anunció el martes el Gobierno japonés.
EFE
El Gobierno y la empresa propietaria de la central, Tokyo Electric Power (TEPCO), han comprobado «la seguridad» del vertido y por ello han decido comenzar esta misma semana con el mismo, dijo el primer ministro nipón, Fumio Kishida, tras una reunión con los ministerios involucrados en la gestión del desastre atómico.
La decisión se produce tras la visita este pasado fin de semana del mandatario a la planta del noreste del país para comprobar el estado de los preparativos y tras el respaldo del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) al plan.
El inicio del vertido se llevará a cabo el jueves según lo previsto «si no hay ninguna condición meteorológica ni marítima» que lo impida, dijo Kishida en declaraciones a los periodistas.
El agua de Fukushima se compone del agua contaminada durante el proceso de enfriamiento de los reactores dañados y el combustible fundido a raíz del accidente nuclear desencadenado por el terremoto y tsunami de marzo de 2011, así como de filtraciones de agua de lluvia en las instalaciones durante estos más de diez años.
Esta agua se ha estado almacenando en tanques tras someterse a un exhaustivo procesamiento para eliminar la mayoría de los elementos radiactivos, pero los recipientes y el espacio de almacenamiento físico en las instalaciones están llegando a su límite.
Hasta finales de julio había almacenados unos 1,34 millones de toneladas de agua tratada, en torno al 98 % de la capacidad máxima.
El líquido procesado y diluido en agua marina antes de su vertido al mar contiene bajas cantidades de tritio, un isótopo radiactivo, así como otros residuos de materiales radiactivos en concentraciones considerados inocuas dentro de los límites internacionales de seguridad para la industria nuclear, según el OIEA.
Pese a esta argumentación, la comunidad pesquera del país, y en especial los pescadores locales de Fukushima, han venido mostrando su rechazo a la iniciativa, por el nuevo golpe que el vertido supondrá para la reputación de las capturas de la zona, ya lastradas por las consecuencias de la crisis nuclear.
Ayer mismo representantes de la federación de pescadores de Japón reiteraron su oposición en un encuentro con Kishida y hoy, ante el previsto anuncio de la fecha, varios centenares de personas se congregaron frente al parlamento para protestar contra el vertido, al que también se oponen países vecinos como Corea del Sur y China.
Se prevé que el vertido se prolongará décadas, potencialmente tantas como dure el desmantelamiento de la central nuclear.
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