El opositor y activista de derechos humanos cubano Ramón Saúl Sánchez, que se enfrentaba a una orden de deportación a Cuba tras 56 años en EE.UU., podrá permanecer en el país por decisión este jueves de un juez de inmigración de Miami (Florida), que además le dio protección contra posibles futuras acciones en ese sentido.
EFE
Sánchez, dirigente del Movimiento Democracia, agradeció primero a Dios y luego al juez, al fiscal y a sus abogados por el «fin de la pesadilla».
El dirigente del exilio estuvo más de dos horas dentro del tribunal de inmigración, en cuyos alrededores se concentró un grupo de exiliados cubanos y periodistas que lo recibieron con gritos y aplausos cuando salió.
Con los ojos húmedos y la voz entrecortada por la emoción, dijo que lo sucedido en el tribunal fue «un acto de justicia» y no porque lo haya beneficiado a él.
En un mensaje a los cubanos de la isla dijo que le gustaría que «algún día» la lucha contra la «tiranía» lleve a un sistema «democrático» en el que la justicia sea imparcial y los jueces no sean «influidos por el Gobierno» ni el Gobierno sea «abusivo» con los que se le oponen.
Según sus palabras, lo que el juez hizo fue darle «protección contra la tortura», en otra palabras, no enviarlo a Cuba y protegerlo también contra la deportación en sentido general.
Sánchez puede así continuar con el proceso de obtención de la residencia en Estados Unidos, que se le ha negado en dos ocasiones.
«Espero ser residente algún día», dijo el líder del Movimiento Democracia.
Ese movimiento se ha destacado entre los grupos del exilio por sus «flotillas de la libertad», caravanas de botes que iban hasta el límite de las aguas internacionales con las jurisdiccionales de Cuba para manifestar solidaridad con los cubanos de la isla o conmemorar hechos como el hundimiento de un transbordador.
El opositor de 64 años, que llegó a EE.UU. en 1967, dijo a preguntas de los periodistas que no fue interpelado por las acusaciones del Gobierno cubano de que participó en actividades terroristas, algo que niega tajantemente.
Sí le preguntaron por su comparecencia hace años ante un gran jurado en Nueva York ante el cual se negó a declarar por «razones de conciencia».
Sánchez no habló este jueves de eso, pero en reuniones con la prensa previas a su cita judicial atribuyó a la «dictadura cubana» este proceso migratorio contra él, que tiene estatus de refugiado político.
Willy Allen, jefe de su equipo legal, dijo que «todo salió como esperaba» y que hubo «un buen juez y un buen fiscal» y «además Ramón testificó como él siempre lo hace: muy claro».
El juez decidió que «no es deportable», subrayó el abogado.
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