La visita de Luiz Inácio Lula da Silva a China ha dejado en evidencia la apuesta del presidente brasileño por reavivar el bloque de los emergentes, acercarse más a Pekín e intentar cambiar el orden mundial en medio de crecientes tensiones geopolíticas.
Carlos Meneses / EFE
El mandatario cerró su viaje al gigante asiático con una veintena de acuerdos comerciales firmados y simbólicos gestos hacia su homólogo chino, Xi Jinping, que pueden llegar a ser vistos con escepticismo en Estados Unidos y el resto de Occidente.
Lula visitó instalaciones de la tecnológica Huawei, sancionada por EE.UU. al considerarla una herramienta de espionaje, y cuestionó el dólar como moneda dominante, además de pactar con China la promoción del comercio en yuanes.
«Todas las noches me pregunto por qué todos los países necesitan hacer sus intercambios comerciales respaldados por el dólar. ¿Por qué no podemos comerciar con nuestra propia moneda?», cuestionó Lula, en la ceremonia de toma de posesión de su ahijada política y expresidenta brasileña, Dilma Rousseff, como nueva jefa del banco de fomento de los BRICS, en Shanghái.
IMPULSAR LOS BRICS
Porque levantar los BRICS es una de las metas en política exterior de Lula después de cuatro años de aislamiento impuesto por el ultraderechista Jair Bolsonaro, y eso incluye Rusia, que integra dicho foro junto con Brasil, China, India y Sudáfrica.
Esos cinco países juntos representan un 40 % de la población mundial y cerca de un cuarto del producto interno bruto global.
El ideal de Lula choca, sin embargo, con la actual coyuntura internacional, marcada por «una fragmentación económica global», con el proteccionismo pujando al alza, y una creciente «polarización en materia de seguridad», dijo Evan Medeiros, especialista en relaciones EE.UU.-China de la Universidad de Georgetown.
La invasión militar rusa en Ucrania y las fricciones entre Pekín y Washington, con las hostilidades en torno a Taiwán como telón de fondo, son dos ejemplos. Y ahí la postura de Lula también difiere de la de Occidente.
LULA SEÑALA A EE.UU.
El icono de la izquierda latinoamericana insiste en mantenerse neutral y defiende una salida negociada al conflicto en Ucrania a través de la creación de una comisión de países independientes que medie entre las partes.
Antes de viajar a China, Lula insinuó que Ucrania ceda la región de Crimea a Rusia y este sábado, al cerrar su visita de Estado, pidió a Occidente que deje de enviar armas y a EE.UU. que pare de «incentivar» la guerra.
«Es necesario que EE.UU. pare de incentivar la guerra y comience a hablar de paz», así como «la Unión Europea», aseveró a los periodistas.
Por escrito, Brasil afirmó además que «ve positivamente» la postura china respecto a la guerra, vista con desconfianza por Occidente por situar en el mismo nivel «al agresor y al agredido».
Todo ello en vísperas de la visita del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, a Brasilia el lunes próximo, en el marco de una gira que también le llevará a Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Rusia es el principal proveedor de fertilizantes para el sector agrícola brasileño, que tiene a China como primer destino de sus exportaciones. Un triángulo estratégico con dos potencias en el ojo del huracán.
«UNA SOLA CHINA» PARA BRASIL
Taiwán también juega un papel importante en el tablero geopolítico y, aquí, Brasil volvió a reforzar su posición de «una sola China». «Taiwán es una parte inseparable del territorio chino», reafirmó el país suramericano.
En el plano medioambiental, Brasil y China, que es su mayor socio comercial desde 2009 y uno de los países más contaminantes del mundo, junto con Estados Unidos, también dieron un tirón de orejas a los países desarrollados.
«Seguimos muy preocupados por el hecho de que la financiación para el clima aportada por los países desarrollados siga estando por debajo del compromiso de 100.000 millones de dólares anuales (…) Les instamos a que cumplan con sus obligaciones», manifestaron en una declaración conjunta.
Medeiros, que fue asesor de la Casa Blanca sobre Asia-Pacífico en el Gobierno de Barack Obama, alertó del peligro de Brasil de pasar de una relación de «interdependencia» con China a una «dependencia asimétrica» en el ámbito político y económico.
Danielly Ramos, profesora del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia, indicó que la postura de Lula no es nueva y que su principal objetivo es convertir a Brasil en un actor internacional «más activo».
Ambos expertos participaron en un simposio organizado por el Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (CEBRI).
Ante posibles reacciones negativas, Lula sigue la tradicional política exterior brasileña guiada por el pragmatismo.
«Brasil tiene que firmar acuerdos con todos los países. No tenemos opciones políticas, ideológicas, seguimos el interés nacional», sostuvo.
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