Ayer un anuncio de la organización dominicana de la Cumbre Iberoamericana sorprendió a la región. Según la comunicación oficial se esperaba la llegada de Nicolás Maduro a la cita.
Resultaba extraño que el dictador se animara a exponerse en un foro con detractores de peso y sin miedo a hacer explícitas sus diferencias.
Sin embargo, en la lista de oradores de este sábado ya no estaba el dictador. En su lugar aparece Delcy Rodríguez, su vicepresidenta y una de las protagonistas de la guerra interna desatada en el seno del régimen desde hace unos días.
Fuentes de la delegación argentina confirmaron a Infobae que Maduro canceló su viaje porque tendría Covid-19, pero desde el régimen no informaron al respecto.
El dictador suele bajarse a último momento de este tipo de citas. Sus incontables violaciones a los derechos humanos, que incluso forman parte de una investigación de la Corte Penal Internacional, genera repudio en el mundo entero y cada vez que una visita suya se anuncia comienza la catarata de voces en contra que lo terminan persuadiendo de viajar.
Meses atrás pasó en la cumbre de la CELAC, en Buenos Aires. El dictador chavista tenía todo planeado para asistir pero horas antes, las fuertes muestras de rechazo y las manifestaciones planeadas en su contra, lo hicieron desistir.
En enero, también se lo esperaba en Brasil para la asunción de Lula da Silva. Hasta un equipo de inteligencia chavista viajó a territorio brasileño para preparar el terrero en modo equipo de vanguardia, pero finalmente el dictador no se animó.
De haber viajado a Santo Domingo, hubiera sido su primera participación en este foro desde que tomó el poder en Venezuela, en 2013 tras la muerte de Chávez.
Desde su fraudulenta reelección en 2018, más de 20 países del mundo -entre ellos la Unión Europea en bloque y los EEUU, además de varios líderes regionales- no reconocieron su legitimidad. De hecho, en la cumbre pasada en 2021 en Andorra, donde Maduro fue representado por su vicepresidenta Delcy Rodríguez, Venezuela fue epicentro de un acalorado debate.
América Latina ha experimentado desde entonces un viraje a la izquierda en países como Argentina, Chile, Colombia y Brasil, lo que mejoró el panorama internacional para Maduro, a medida que en el ámbito nacional la oposición venezolana perdía fuerza con el fracaso de su ofensiva para desplazarlo del poder con apoyo de Estados Unidos. Ahora buscará en 2024 un tercer mandato de seis años.
Ecuador, Paraguay y España aún se niegan a darle reconocimiento formal.
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