El gobierno de Nayib Bukele, presidente de El Salvador, se ha caracterizado por su guerra contra la delincuencia, hasta el punto de construir en seis meses una megacárcel de 300.000 metros cuadrados, que queda a unas dos horas de la capital del país, en un valle rural en las afueras de la ciudad de Tecoluca, más exactamente, a unos 74 km al sureste de San Salvador. El Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) se destaca por sus rigurosos controles de ingreso.
Es entonces que Bukele, en su cuenta de Twitter el 24 de febrero, confirmó que “en la madrugada, en un solo operativo, trasladamos a los primeros 2,000 pandilleros al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT). Esta será su nueva casa, donde vivirán por décadas, mezclados, sin poder hacerle más daño a la población. Seguimos… #GuerraContraPandillas”.
En las primeras imágenes sobre el traslado de los pandilleros a la megacárcel, se observa a los reclusos sentados uno cerca al otro con sus cabezas agachadas y sus manos puestas sobre la nuca, rodeados de policías.
Además, circulan numerosas fotografías de presos con los tatuajes insignias de la pandilla, rapados, en ropa interior -pantaloneta blanca- y corriendo, esposados por los penales.
En otros momentos, se les observa en cuclillas, uno detrás del otro, y siempre con la mirada apuntando al suelo; con grilletes tanto en sus manos como en sus pies.
Su traslado hacia la megacárcel estuvo bajo fuertes medidas de seguridad que incluyeron sobrevuelo de varios helicópteros militares sobre el Centro de Confinamiento para el Terrorismo.
Cientos de policías, agentes de seguridad de la Dirección de Centros Penales y soldados participaron en el operativo de traslado.
Cabe mencionar que los prisioneros forman parte de la organización criminal Mara Salvatrucha y Barrio 18, dos organizaciones criminales con varias actividades ilícitas.
En América Latina, las cárceles se caracterizan en su mayoría por el hacinamiento, pero de acuerdo con un informe de las Naciones Unidas (ONU): “El Estado tiene la obligación general de garantizar el disfrute de los derechos de toda persona sujeta a su jurisdicción, incluida su población carcelaria: el hacinamiento en prisiones nunca es aceptable y constituye violación de varias obligaciones internacionales, la protección del derecho a la integridad física y psíquica, entre otras”.
“El Salvador ha logrado pasar de ser el país más inseguro del mundo, al país más seguro de América. ¿Cómo lo logramos? Metiendo a los criminales en la cárcel. ¿Hay espacio? Ahora sí. ¿Podrán dar órdenes desde adentro? No. ¿Podrán escapar? No. Una obra de sentido común”, señaló.
Por su parte, Bukele en los últimos minutos escribió el siguiente tuit:
“¿Ya no dan miedo, verdad? ¡Exacto! Los criminales no causan ningún temor una vez que son despojados de la protección del Estado y de los políticos corruptos y organismos internacionales que los financian y los defienden”, puntualizó.
“¡Hemos llegado a 300 días sin homicidios! Para ponerlo en contexto, el gobierno anterior no tuvo tan solo un día sin homicidios, y el anterior a ese, solo tuvo 1. 1 día sin homicidios en 10 años. Pero gracias a Dios, ahora vivimos en un país diferente”, tuiteó el pasado 14 de febrero.
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