Japón tiene la mayor proporción de mujeres de 50 años sin hijos entre los países desarrollados, informa el portal Nikkei Asia, citando los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Según las estadísticas, el 27% de las japonesas nacidas en 1970 no había tenido ningún hijo al cumplir los 50 años.
Se trata, con gran diferencia, de la mayor cifra entre los otros 17 países con datos comparables. El segundo país es Finlandia, con un 20,7%. Austria y España ocupan el tercer y cuarto lugar, respectivamente. Aunque los datos de la OCDE no incluyen a Alemania, Nikkei destaca que las propias estadísticas de ese país indican que entre las mujeres que nacieron en 1969, el 21% no tiene hijos.
Además, mientras que los países occidentales han conseguido reducir el porcentaje de mujeres sin hijos ayudando a las personas a conciliar la vida laboral y familiar, Japón no pudo hacerlo, incluso entre las generaciones más jóvenes. Entre el 31,6% y el 39,2% de las japonesas nacidas en el año 2000 no tendrán hijos a lo largo de su vida, cita Nikkei las estimaciones del Instituto Nacional de Investigación sobre Población y Seguridad Social de Tokio (IPSS, por sus siglas en inglés).
Razones para no tener hijos
Las japonesas siguen sin tener hijos por varias razones: la más frecuente en los últimos años ha sido la dificultad para casarse, afirma Rie Moriizumi, investigadora principal del IPSS. Este es el motivo que afecta a las mujeres de 25 a 49 años.
Las japonesas que no desean tener hijos constituyen el segundo contingente más numeroso, con un 5% de la población femenina del país. Este número ha crecido especialmente entre las generaciones más jóvenes. Sin embargo, es más probable que las mujeres solteras decidan no tener hijos si tienen bajos ingresos o no han encontrado pareja. «Esto sugiere que son más las mujeres que se han rendido a tener hijos que las que han optado activamente por no tenerlos», afirma Moriizumi.
El grupo nacido entre 1965 y 1970, que cuenta con una proporción especialmente elevada de mujeres sin hijos, fue la primera generación que experimentó los efectos de la igualdad de oportunidades laborales entre hombres y mujeres. Las mujeres que se incorporaron al mercado laboral no podían conciliar trabajo y familia, lo que obligó a muchas a elegir entre dejar su empleo o renunciar a tener hijos para continuar su carrera.
Sin embargo, se espera que el actual gobierno japonés amplíe las ayudas económicas a las familias con hijos. Una parte de la población también solicita reformas laborales que ayudarían a los padres a conciliar la crianza de los hijos con su vida laboral.
Falta de apoyo
Mientras tanto, no tener hijos suele conllevar una red de apoyo social insuficiente, afirmó Aya Abe, profesora de la Universidad Metropolitana de Tokio, a Nikkei. Un gran porcentaje de individuos sin hijos, especialmente hombres pobres, sufren la falta de apoyo diario —como ayuda con tareas menores— y emocional, al carecer de una persona a la cual acudir para desahogarse.
«Las investigaciones realizadas en Europa demuestran que los individuos sin hijos en países orientados a la familia tienen una mayor tendencia a aislarse. Aquí en Japón dependemos mucho de la familia para apoyarnos. Ahora que el aislamiento se está convirtiendo en un grave problema social, es imperativo que creemos una sociedad en la que la gente pueda vivir sin preocupaciones», señaló Abe.
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