El epidemiólogo jefe del Centro de Control de Enfermedades de China, Wu Zunyou, declaró este jueves que la ola de contagios de COVID que sufre el país ya “ha llegado a su pico” en Beijing, Tianjin (noreste) y Chengdu (centro), pero advirtió que restan dos grandes oleadas de contagios.
Beijing fue una de las primeras ciudades en sufrir este mes un brote masivo tras la relajación de la política de ‘cero COVID’.
Wu aseguró que la propagación en algunas zonas como Beijing y sus alrededores, las regiones centrales de Sichuan y Chongqing y provincias meridionales ha sido “muy rápida”.
“En lugares como Shanghái (este), Hubei (centro) o Hunan (centro), la pandemia todavía se encuentra en una fase de rápida propagación”, señaló el epidemiólogo, recoge la prensa local.
El especialista vaticinó recientemente que se producirían “tres oleadas” de contagios en el país: en diciembre, a finales de enero como consecuencia de los viajes durante la fiesta del Año Nuevo Lunar y en cuando la gente vuelva al trabajo tras sus vacaciones, a lo que añadió que “entre un 10% y un 30%” de la población china podría contraer el virus entre diciembre y marzo.
La Comisión Nacional de Sanidad declaró este lunes que, a partir del 8 de enero, la COVID dejará de ser una enfermedad de categoría A, el nivel de máximo peligro y para cuya contención se exigen las medidas más severas, para convertirse en una de categoría B, que contempla un control más laxo, marcando así el final de la política de ‘cero COVID’ que llevaba vigente casi tres años y que en las últimas semanas las autoridades han desmantelado.
Tras esa fecha, los informes de decesos y casos graves por la enfermedad pasarán a ser semanales y, “siguiendo la evolución de la pandemia”, se convertirán en “mensuales”, señaló este martes el Ejecutivo chino.
El fin de semana pasado, las autoridades sanitarias chinas dejaron de publicar el parte diario de contagios y fallecimientos por COVID.
La rápida propagación del virus por el país ha sembrado dudas sobre la fiabilidad de las cifras oficiales, que han informado de apenas un puñado de fallecimientos recientes por la enfermedad pese a que, por ejemplo, la provincia de Zhejiang (este) estimó recientemente que un millón de sus habitantes se contagiaban cada día.
Según un experto citado por la prensa estatal, las muertes causadas por enfermedades subyacentes en pacientes que estaban infectados por el coronavirus no se cuentan como muertes por COVID.
Hospitales de grandes ciudades como Beijing se han visto sometidos a una gran presión y han sufrido dificultades para atender a todos los pacientes, según testimonios recogidos en las redes sociales del país.
La semana pasada, la Organización Mundial de la Salud se mostró “muy preocupada” por la evolución de la COVID en China y reclamó “más información”, a lo que Beijing respondió que ha compartido sus datos “de forma abierta, puntual y transparente” desde el inicio de la pandemia.
El Gobierno chino aseguró a principios de este mes que se daban las “condiciones” para que el país ajustara su estricta política de ‘cero COVID’ ante una “nueva situación” en la que el virus provoca menos muertes.
Los cambios llegaron después de que el hartazgo ante las restricciones cristalizase en protestas en diversas partes del país tras la muerte de diez personas en un edificio aparentemente confinado en Urumqi (noroeste), con consignas como “no quiero PCR, quiero comer” o “devolvedme mi libertad”.
(Con información de EFE)
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