El senador demócrata estadounidense de origen cubano Bob Menéndez, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, recibió este sábado en Miami el Premio Legado del Exilio y las llaves de la ciudad de Miami por sus esfuerzos por lograr que la democracia regrese a Cuba.
EFE
El senador, que asistió junto a su esposa y dos de sus hijos a la cena en la que le entregaron los premios en el Museo Americano de la Diáspora Cubana, aseveró que Cuba es para él un “sueño” y se mostró convencido que “más temprano que tarde será libre, independiente y soberana como quería José Martí”.
Menéndez, que fue el primer hispano en llegar al Congreso de Estados Unidos en 1992, aseveró que una Cuba libre no es una “promesa vacía” y opinó que el fin de la “dictadura” se lograría si hubiera “voluntad” de parte de Estados Unidos, de la Unión Europea y de los Gobiernos democráticos latinoamericanos.
Al acto organizado por la Fundación Inspire America, dirigida por el abogado Marcel Felipe, asistieron la alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, el exalcalde de Miami Joe Carollo, la opositora cubana Rosa María Payá y dirigentes del exilio y de la comunidad cubano-estadounidense de Miami.
Durante la cena se proyectó una entrevista realizada por Carlos Vasallo, el propietario del canal América Tevé de Miami a Menéndez en el Senado en Washington, en la que el senador repasa aspectos de su vida privada y de sus casi 50 años de servicio publico.
También manifiesta su opinión contraria a negociar con el Gobierno de Cuba, que “es dueño de todo y no va a soltar nada”, una posición que le costó problemas dentro de su partido, incluido Barack Obama, quien siendo presidente acordó con su par de Cuba, Raúl Castro, un deshielo de las relaciones bilaterales.
Menéndez, nacido en Nueva York en 1954 en el seno de una familia trabajadora que salió de Cuba en 1953, antes del triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro, y criado en Nueva Jersey, opinó que sin los congresistas de origen cubano como él, Lincoln Díaz-Balart y Eliana Ross Lehtinen y los que luego les han seguido la causa de la libertad por Cubas no se hubiera mantenido viva.
El influyente senador terminó la velada cantando “Guantanamera” con una orquesta que estaba oculta detrás del escenario y le sorprendió cuando acababa de recibir el premio y las llaves de Miami.
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