Más allá de votar para elegir a su próximo presidente, Colombia tenía el reto de recobrar la confianza en su sistema electoral durante la primera vuelta electoral del pasado domingo que, según coinciden las misiones de observación, transcurrió de forma tranquila y sin irregularidades.
EFE
«La jornada electoral (…) estuvo bien organizada este domingo y las mejoras en su organización importantes que pudimos palpar y ver (…) han contribuido a superar un clima de desconfianza que habíamos percibido en el país en las últimas semanas», aseguró este martes el jefe de la Misión de Observación Electoral (MOE) de la Unión Europea (UE), el eurodiputado Javi López.
La primera vuelta del domingo la ganó el izquierdista Gustavo Petro, que consiguió 8.527.768 votos, equivalentes al 40,32%, y tendrá que definir la Presidencia con el populista Rodolfo Hernández, de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, que recibió 5.953.209 papeletas (28,15%).
Colombia votó el domingo «en un contexto creciente de desconfianza pública en el proceso electoral» suscitado tras «las incorrecciones verificadas en los resultados preliminares y no oficiales en el preconteo de las elecciones legislativas», dijo López.
En las legislativas del 13 de marzo, de las cuales aún no se sabe el escrutinio oficial definitivo, hubo una variación de casi 400.000 votos en los conseguidos por el izquierdista Pacto Histórico entre el preconteo rápido informado ese día y el escrutinio al 97 % dado por la Registraduría cinco días después.
«Pero todas estas medidas que queremos destacar y subrayar que se han tomado para este domingo (…) han permitido la trazabilidad y transparencia de los resultados y creemos que han contribuido a reponer la confianza en el sistema electoral», añadió el jefe de la MOE de la UE, que tuvo más de un centenar de observadores en casi todas las regiones del país.
SIN INDICIOS DE FRAUDE
Justamente estas «incorrecciones» de la Registraduría, órgano encargado de organizar las elecciones, fueron una de las causas de que varios candidatos o sus campañas aseguraran que se iba a cometer un fraude en las elecciones presidenciales, algo que finalmente no llegó a ocurrir.
Incluso Petro llegó a decir que se iba a producir un «golpe de Estado» por parte del propio Gobierno que iba a suspender las elecciones, para lo cual supuestamente iba a suspender primero al registrador nacional, Alexander Vega.
Sin embargo, tras la celebración de esta primera ronda, que tendrá un nuevo y definitivo encuentro el próximo 19 de junio, ningún candidato ha cuestionado el proceso ni ha hablado de irregularidades.
«La noticia de que los principales partidos, así como el ganador que ha sido Petro como el segundo, no han denunciado ningún fraude en el resultado, nos puede dejar más tranquilos», apuntó a Efe la miembro del Parlament catalán y jefa de la misión de la Taula Catalana per la Pau i els Drets Humans a Colòmbia, Aurora Madaula.
Esta misión, a lo que sí aludió, es a «conatos de la compra de votos» en zonas rurales y a la «presencia de las Fuerzas Armadas dentro de los colegios electorales», que ha podido intimidar a los electores para que vayan a votar en las zonas donde se ha producido violencia.
PUESTA A PUNTO DE LA SEGUNDA VUELTA
Mientras tanto, los dos candidatos siguen preparando sus estrategias para la segunda vuelta, que se presenta única en un país acostumbrado a tener un candidato uribista, de derechas, y alguien de centro en esta carrera y donde por primera vez será uno de izquierdas o un «outsider» de la política, con discurso populista y mucho dinero en los bolsillos, quien llegue a la Casa de Nariño.
Petro, que ha sido el candidato más votado en una primera vuelta electoral, incluso más que el expresidente Álvaro Uribe que ganó dos elecciones en primera, sigue apostando a perfilarse como «el cambio sensato» y busca sumar de los sectores moderados y atraer al centro.
Así, sumó hoy a su campaña al excandidato a la Vicepresidencia Luis Gilberto Murillo, quien el domingo acompañó al abanderado del centro, Sergio Fajardo, y fue también ministro de Medioambiente y tiene muy buena reputación en EE.UU.
También se sumó Guillermo Rivera, quien fue ministro de Interior en 2017, durante el Gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos, y es una ficha más del «santismo» que llega a la campaña, en la que su jefe de debate es Alfonso Prada, que fue secretario general de la Presidencia con Santos.
Por su parte, Hernández, tras exponer sus ejes de campaña en redes sociales, entre los que está la oposición al «fracking» o la reanudación de relaciones con Venezuela, hoy dio entrevistas a las principales radios del país donde insistió en que no hará mítines ni asistirá a debates electorales.
También se quiso deshacer del uribismo que ya ha mostrado apoyo a su campaña, pero asegurando que él se reunirá con quien lo invite, pues «escuchar es gratis».
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